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Fernando Fernández El Palma tiene muchos números para ser mero testigo directo del regreso del CAI Zaragoza a la ACB. La realidad habla de un cinco aragonés intratable, líder destacado de la LEB Oro (26-5) y arropado por una plantilla sin fisuras. Tras más de un lustro acumulando decepciones, los de Curro Segura pueden rematar la faena en el Arena (19 horas) a costa del conjunto de Doce, inmerso en una batalla muy diferente. Tanto, que el preparador asturiano comentó en tono de broma durante su comparecencia semanal ante los medios que «quien apueste por nuestro triunfo, se va a forrar», además de admitir que para plantar cara al mejor equipo de la competición, deben estar «impecables».

Pese al panorama que dibuja el partido, el Palma quiere dar la campanada e impedir el alirón de un CAI que lleva demasiado tiempo esperando este momento. Los resultados del viernes dan un ligero margen de maniobra a los de Ciutat, apoyados en los tropiezos de Cantabria y Hospitalet, que permiten a Doce y los suyos contar con una victoria más que los equipos ubicados en las plazas de descenso.

La cita frente al CAI está presente, pero se presenta como utópica una victoria que dé continuidad a la conseguida hace dos semanas a costa del Tenerife (77-75), por lo que muchas miradas se concentran en los dos partidos que restan para el cierre de la temporada. El desplazamiento a Huelva y la despedida en Palma ante el Burgos decidirán el porvenir deportivo del proyecto encabezado por Guillem Alomar.

Con el CAI en mente, un Palma atascado como el peor ataque de la competición quiere dar la vuelta y reírse de la lógica, llegando si vence a los maños a la que sería su duodécima victoria, unos números que dejarían encarrilada la permanencia, aunque no del todo definida, ya que el calendario reserva por delante dos jornadas de alta tensión.

El plantel del CAI Zaragoza impone el máximo respeto. Cada uno de sus efectivos brilla en su posición. Desde clásicos como Matías Lescano o Lucas Victoriano, hasta inconbustibles como Howard Brown, Mike Higgins, Óscar González o nuevas perlas de la LEB como Paolo Quinteros o Cuthbert Victor dan forma a un vestuario diseñado con el objetivo único de ascender, una meta de la que les separa apenas una victoria, o esperar que pase una jornada más y esperar que los números agoten a un Bruesa que ha sido su única alternativa a lo largo de las 31 jornadas que se han disputado.

Once victorias consecutivas (no pierden desde el 15 de febrero, ante el Bruesa y en el Príncipe Felipe) avalan a los aragoneses, un rival que en la ida ya marcó su terreno respecto al Palma (86-52), que intentará exprimir al máximo sus argumentos para luchar por una victoria de calidad ante el adversario más temible quela categoría de plata puede poner delante, y en unas circunstancias que el CAI no quiere desaprovechar, aunque la prudencia es la consigna marcada por el club zaragozano. No en vano, el CAI ha optado por no fletar un chárter para sus aficionados.

Para el Palma, el trabajo bajo aros de Guillermo Rejón y Kornegay volverá a resultar fundamental para intentar frenar el poderoso juego interior del equipo de Curro Segura -que podría repetir ascenso a la ACB tras sellarlo con el Menorca-, sin dejar de lado las prestaciones en la dirección de juego de un Xavi Puyada de cuya mejor versión precisa el Palma para soñar con un resultado positivo. La labor defensiva y la muñeca de Pep Pacreu y Anderson Schutte también deben aparecer para dotar de solvencia a los baleares, que buscarán exprimir al máximo sus recursos y necesitan al Thomas Terrell más inspirado.

Pese a que Eloy Doce cogió las riendas del Palma, la irregularidad sigue definiendo el devenir de los celestes, que dejaron escapar oportunidades de oro para escapar de la zona caliente, pero supieron superar situaciones límite (Hospitalet, Tenerife...), aunque el reto que se plantea en el penúltimo partido en el Arena se presenta como una afronta de altura en la que la permanencia sigue estando en juego y una buena dosis de tranquilidad podría llegar en caso de tumbar al todopoderoso CAI.