Navarro, Ibagaza y nunes felicitan a Webó, autor del segundo gol del Mallorca en Barcelona. Foto: CARLOS MIRA

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Mallorca dinamitó el Camp Nou en la noche de ayer. Un gol en tiempo de descuento de Dani Güiza dejó al Barça en la miseria y certificó una victoria épica de los de Gregorio Manzano. A los 55 minutos, el resultado era de dos a cero para los azulgrana, pero el Mallorca de esta segunda vuelta es mucho Mallorca, es mucho equipo. Lo sabe Manzano, lo saben los jugadores, lo sabe casi todo el mundo menos Rijkaard y sus futbolistas.

Fue una noche mágica. Hubo victoria con remontada para la historia, pañolada en al grada para Laporta, gol de Güiza -ya lleva 26- y éxtasis final. ¿Qué más se puede pedir?

Al Mallorca le van los 'grandes'. Puede ganar, empatar o perder, pero esta temporada el planteamiento es siempre ganador. Ayer, los de Manzano, sabían que el partido podía estar en los primeros minutos, para bien o para mal, pero los primeros instantes podían marcar el devenir del encuentro. Los baleares iban a por la pelota, luchaban cada balón y presionaban con criterio y en la zona ancha del campo. En definitiva, los mallorquinistas hacían daño y aprovechaban la disputa del 'otro' partido, del que se jugaba en la grada y se trasladaba al césped. Cada balón que tocaba Messi eran aplausos, pero el resto del plantel recibía una sonora pitada que, pese a la poca afición que se dio cita en el Camp Nou, resonaba con fuerza.

No le quedaba más remedio al equipo de Manzano que aprovechar el 'tsunami' azulgrana para llegar con peligro a la meta de Pinto. El Mallorca ejercía una presión sencillamente asfixiante y que dificultaba mucho la estabilidad emocional y futbolística de un Barça que más que jugar al fútbol, se sometía una y otra vez al plebiscito de la grada, que ayer ganó en protagonismo a los once jugadores sobre el césped.

Sólo había un problema, y es que los baleares no encontraban manera de finalizar con brillantez su genial tratado de intenciones en la zona ancha. Un remate sin peligro de Webó en el minuto dos fue el pobre bagaje ofensivo de los baleares en los primeros veinte minutos. Por el contrario, el Barça, metido en un sinfín de problemas, aparecía de vez en cuando, mejor dicho, aparecían Leo Messi y también Samuel Etoo. Eran acciones individuales, pero el Barça, lejos de ser un equipo, lejos de diseñar un plan futbolístico creíble, se afianza en la magia de tal o cual jugador para matar los partidos. En una de estas, la 'pulga' empieza un 'slalom' marca de la casa que acaba con la pelota en el vértice izquierdo del área grande de Moyà. Con Héctor batido, sólo quedaba ver quien era el más fuerte, si el meta de Binissalem o el ex jugador del Arsenal. Ganó el segundo. Hizo ademán de tirar al segundo palo, pero la metió en el corto. Era el uno a cero. El fútbol era injusto con el Mallorca.