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Fernando Verdasco es el obstáculo que tiene que superar hoy Rafael Nadal para consumar su pase a los cuartos de final y alcanzar su vigésimoquinta victoria consecutiva en Roland Garros. En su carrera por alcanzar su cuarta Copa de los Mosqueteros el número dos del mundo regresa a la pista central, pero tendrá que esperar al último turno para entrar en acción, por lo que no saltará a la pista presumiblemente hasta más allá de las 18:00, una vez que concluyan los duelos Cetkovska-Ivanovic, Radwanska-Jankovic y Mathieu-Djokovic.

De poco valen los choques anteriores cuando está en juego el pase a los cuartos de final de un Grand Slam y, además, también lo está la clasificación para los Juegos Olímpicos de Pekín. No obstante, quizás pesen en la memoria de Fernando Verdasco las cinco derrotas que ha sufrido en sus enfrentamiento ante el número dos del mundo. El madrileño no sabe lo que es ganar al mallorquín, pero podrá jugar con la confianza que le confiere haber igualado su mejor resultado en el segundo grande del curso tras aterrizar en París con la mejor clasificación ATP de su carrera.

Es el cuarto partido de Rafael Nadal en Roland Garros y el cuarto duelo ante un jugador zurdo. Bellucci, Devilder y Nieminen apenas ofrecieron resistencia al imponente ritmo que ha empezado a imprimir el mallorquín, que en 2008 ha cedido menos juegos que en sus tres participaciones previas en el Abierto francés. Bien es cierto que jugar ante un zurdo es un obstáculo añadido y que medirse a un tenista español siempre tiene las connotaciones de rivalidad propias de un derbi, pero también existen precedentes positivos de la capacidad que atesora el mallorquín para adaptarse a las circunstancias y superar a dichas adversidades. Y es que el manacorí no pierde con un zurdo desde que el australiano Chris Guccione le superó en el torneo de Sydney en 2007, mientras que desde 2004 sólo ha caído ante tres jugadores españoles: David Ferrer, Carlos Moyà y Juan Carlos Ferrero.

En el plano físico cabe resaltar que el tricampeón de Roland Garros atraviesa la segunda edición en la que menos minutos ha estado sobre la pista, mientras que Verdasco ha necesitado 630 minutos de juego para alcanzar los octavos por los 386 del manacorí, que es el único superviviente del torneo que tiene una Copa de los Mosqueteros en sus vitrinas. Ambos contendientes disfrutaron ayer de una jornada de descanso en la que se ejercitaron en una sesión matinal, aunque el jugador madrileño está dosificando sus esfuerzos después de haber superado unas molestias en el tobillo que le han pasado cierta factura en sus encuentros previos.

Para los aficionados a los alicientes que adornan la intrahistoria del duelo también habrá una ración de morbo. Nadal ha sido uno de los jugadores más críticos con la actuación de Pedro Muñoz, mientras que su rival de hoy ha preferido desmarcarse junto a Tommy Robredo del frente común que habían hecho los tenistas del equipo de Copa Davis frente a la gestión del presidente de la Real Federación Española de Tenis. En su última comparecencia el madrileño comentó que sus compañeros no le escuchan y están «obcecados» y «como un toro cuando sale a la plaza» pocos minutos después de que Nadal insistiera en sus críticas a la actitud mostrada por Pedro Muñoz a través de los mensajes de móvil.

Al concluir su partido ante Fernando Verdasco Rafael Nadal ya sabrá si se enfrenta a Nicolás Almagro o tiene que medirse al francés procedente de la previa Jerome Chardy en busca de las semifinales. Sin duda, el murciano parte como favorito a acceder a los cuartos tras eliminar al escocés Andy Murray, aunque el galo ha sorprendido en sus primeros encuentros, en especial, al apear al presumible rival del mallorquín en dicha ronda, el argentino David Nalbandian.