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T.J. |PARÍS
Tres títulos en Roland Garros y sólo cinco derrotas sobre tierra batida desde que ganó su primer título en Sopot en 2004 no han variado el discurso y la mentalidad de Rafael Nadal. El número dos del mundo razona su manera de afrontar los partidos y habla con cautela de su enfrentamiento con Nicolás Almagro, que se deshizo en elogios hacia el manacorí y hacia el piloto mallorquín Jorge Lorenzo por las palabras de ánimo que siempre le ha dispensado.

Rafael Nadal se mostró «contento» por la clasificación para los cuartos de final del segundo grande del curso y expresó su sorpresa por lo abultado del resultado final en el triunfo sobre Fernando Verdasco. «Siempre es sorprendente un resultado así en esta ronda de un Grand Slam, pero yo he sentido mejor la bola que los días anteriores y él ha tenido problemas físicos al final», analizó el mallorquín. Cuestionado por si ya no existe piedad en el tenis Nadal sacó a relucir la esencia que plasma sobre la pista de juego: «Sólo jugando a morir cada punto puedes llegar a un objetivo. Yo juego cada partido al cien por cien y fuerzo la máquina siempre porque el tenis no es un deporte para especular».

Los números que acredita Nadal en 2008 vuelven a colocarle como el gran favorito. Además, su trayectoria también es sorprendente sobre tierra, hasta tal punto que algunos medios extranjeros le preguntaron si tenía la sensación de ser invencible. «Encaro los partidos con la misma humildad que siempre y con todo el respeto a mi rival. Seguro que Nico (Almagro) tiene opciones de ganarme, pero hay muchos otros que también las tienen», manifestó.

Acerca de su próximo rival, Nicolás Almagro, el tenista mallorquín considera que «saca muy bien e intentaré usar mis armas para hacerle daño. Tendré que intentar imponer el ritmo que me conviene haciéndole correr, porque quizás lo menos bueno que tiene es la defensa». En cualquier caso, también advirtió del peligro que conlleva medirse al murciano en la siguiente ronda. «Lo conozco porque he jugado muchas veces contra él y es uno de los rivales más duros que puede haber».