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Fernando Verdasco probó ayer la evolución de Rafael Nadal. Ni la amenaza de suspensión, ni un mareo en la reanudación pudieron frenar al tricampeón de Roland Garros, que dio un paso más en la reconquista de París arrollando al madrileño (1-6, 0-6 y 2-6 en una hora y 54 minutos) y ya está en los cuartos de final. Mañana se verá las caras con el jugador que ha conseguido más victorias sobre tierra batida este año Nicolás Almagro, que acabó en tres sets con el sorprendente francés procedente de la previa Jeremy Chardy (6-7, 6-7 y 5-7).

Con un juego consistente y más que solvente, Rafael Nadal pasó por encima de Fernando Verdasco en un encuentro que dominó de principio a fin. Sólo el paréntesis al que obligó la lluvia hizo dudar de la victoria del mallorquín, pero no por el nivel de juego exhibido por su rival, si no por el peligro de que la falta de luz obligara a posponer el choque. Quizás por este motivo, por no sufrir las mismas esperas de los días previos, el ritmo de Nadal fue de nuevo imponente.

Los nubarrones que se cernían sobre la Philippe Chatrier no eran nada en comparación al vendaval de juego al que se enfrentaba el jugador madrileño.

En 29 minutos Nadal ya había liquidado el primer set. El mallorquín minimizó sus errores y exigió el máximo a su rival desde los primeros compases. El isleño aprovechó las dos primeras opciones de break en el segundo y en el sexto juego para empezar a marcar las diferencias.

Volvió a romper el servicio de Verdasco en el primer juego de la segunda manga para ponerse en ventaja mientras florecían los paraguas entre el público. Después de 43 minutos la lluvia obligó a parar el encuentro por espacio de cincuenta minutos. En su regreso a la pista Nadal solicitó la asistencia médica porque estaba sufriendo una bajada de tensión que le obligó a recuperar energías. El mareo no fue a más.

El peligro de la suspensión por la falta de luz planeaba, pero el mallorquín metió la directa. El número dos del mundo aprovechó el juego más plano de su adversario y su consistencia en todos los intercambios y en especial en los de revés para marcar las diferencias.

Del resto se encargaron las molestias físicas de Fernando Verdasco. El mallorquín exigió tanto a su rival que éste empezó a cojear. El madrileño había llegado a Roland Garros con problemas en el tobillo derecho y el nivel al que le obligó el manacorí motivó la aparición de pinchazos en el muslo. El madrileño cojeaba y Nadal no se descentró. El número dos del mundo no levantó el pie del acelerador y mantuvo la intensidad que le caracteriza para firmar el 0-6 que desvelaba la gran superioridad del balear.

El tercer set ya no tuvo historia con Fernando Verdasco intentando dar por finalizado el calvario con la cabeza alta. Entonces el partido se volvió muy extraño a la espera de que el mallorquín consumara su vigésimo quinta victoria consecutiva en Roland Garros. Nadal certificó la victoria pese a ceder en dos ocasiones su servicio

No obstante, no será nada sencillo sumar una más ante Nicolás Almagro, que se sobrepuso al ambiente adverso que se encontró en la Suzanne Lenglen para derrotar al francés Jeremy Chardy. Almagro, que no juega ante Nadal desde la derrota sufrida ante el manacorí en el Godó en 2006, demostró la madurez adquirida con el paso del tiempo y la confianza ganada en 2008 para doblegar al jugador galo en los momentos críticos del encuentro. El murciano, que ha ganado este año en Acapulco y Costa do Sauipe alcanzando la final en Valencia, demostró sus excelentes prestaciones sobre tierra batida para lograr por primera vez en su carrera la clasificación para los cuartos de final.