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Antonio Martín Guirado
Los Celtics de Boston exprimieron al máximo su ventaja de campo en la Final de la NBA y colocaron el 2-0 en la serie al mejor de siete partidos al vencer por 108-102 a los Lakers de Los Angeles, con una sensacional actuación de Paul Pierce, autor de 28 puntos y ocho asistencias.

Aunque los locales dominaron durante gran parte del encuentro, a punto estuvieron de dilapidar una renta de 24 puntos en el último periodo (95-71).
Garnett añadió 17 puntos y 14 rebotes, mientras que Kobe Bryant sumó 30 puntos y ocho asistencias. Pau Gasol firmó 17 tantos -13 de ellos en la primera mitad- y 10 rebotes.

Existían ciertas dudas sobre el estado físico de Pierce debido al esguince en la rodilla derecha que sufrió en el primer encuentro, pero el capitán local se encargó de despejarlas con un inicio arrollador y colocando, en dos minutos, sendas faltas personales a Vladimir Radmanovic.

Bryant, además de volver a protagonizar un arranque dubitativo (1/4 en tiros de campo), tuvo que sobreponerse a los problemas de personales (dos en diez minutos) y a la exigente defensa de Allen, de nuevo pletórica. Sin su líder en cancha, los angelinos bajaron en intensidad y la segunda unidad del conjunto de Phil Jackson permitió a los Celtics sumar un parcial de 10-0, con un Pierce muy entonado, para darle la vuelta al partido (30-22).

Para entonces, los Lakers ya habían sufrido nueve pérdidas de balón, más que en el primer duelo, y el ala-pívot Leon Powe, con ocho puntos en siete minutos, se revelaba como el factor sorpresa en la pintura para los de Massachusetts (36-26).

Los angelinos, espesos en ataque, no encontraban el ritmo y les costaba horrores imprimir velocidad a su juego. Aunque lograron acercarse a cuatro puntos (41-37, tras dos más uno de Gasol), Pierce y Allen anotaron dos triples consecutivos para volver a situar la renta en diez puntos.