Los hombres de Luis Aragonés tratarán de romper con el encuentro tres maleficios que les persiguen desde hace tiempo: el de los cuartos de final, que parecen un obstáculo insalvable para la «roja», el de Italia, a la que no se vence desde 1920 en competición oficial, y el del 22 de junio, fecha que no da suerte a la selección.
Ese día España dijo adiós en dos mundiales y en una Eurocopa, y en las tres ocasiones por los lanzamientos desde el punto de penalti.
Bélgica fue el primer verdugo de España en esa suerte. Se disputaba el Mundial de México en junio de 1986 y España había comenzado la competición con brillantez. Fue el mundial que encumbró a Emilio Butragueño después de sus cuatro goles a Dinamarca en los octavos de final.
Después de ese logro histórico, a España le tocó enfrentarse en los cuartos de final a Bélgica, que afrontó el partido con el cartel de víctima.
El partido terminó con empate a uno después de los 90 minutos reglamentarios y una prórroga de 30, por lo que se llegó a la tanda desde los once metros. En ella, Eloy, que militaba en el Sporting de Gijón, falló el lanzamiento que eliminaba a España, que ya se frotaba las manos pensando en un posible duelo en semifinales ante Argentina.
Diez años después, el 22 de junio de 1996, España volvió a vivir la misma desgracia en la Eurocopa de Inglaterra. Fue ante los anfitriones, ante los que el combinado que entonces dirigía Javier Clemente, se despidió de nuevo de la competición desde el punto de penalti, después de concluir la prórroga con empate a cero en un intenso partido disputado en el estadio de Wembley.
Hierro y Nadal fueron los desafortunados lanzadores que mandaron a España a casa en los ya temidos cuartos de final, a pesar de que en el tiempo reglamentario España la selección había jugado mejor y merecido la victoria.
Y como no hay dos sin tres, en 2002, en el Mundial de Japón y Corea volvió a suceder lo mismo, también en los cuartos de final.
El rival fue otra vez el anfitrión, Corea, que dirigía el holandés Guus Hiddink. España, que se quejó amargamente del arbitraje del egipcio Al Gandhour, no supo sentenciar el partido ante un rival correoso, muy inferior técnicamente, y permitió que se consumiese el partido y la prórroga con el 0-0 inicial en el marcador.
En la tanda de penaltis, el bético Joaquín marró y envió a la selección de vuelta a casa antes de tiempo.
La selección española, sin embargo, también puede agarrarse a un dato favorable en esa fecha. El único partido que le ha enfrentado a Italia un 22 de junio, fue un amistoso en Bolonia, en 1930, el que el equipo español se impuso por 2-3.
El destino ha querido que España tenga que dirimir ante Italia una nueva batalla el 22 de junio y en los cuartos de final. De un golpe puede acabar con tres viejos fantasmas.
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