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Que bote, que bote, que bote el Palma Arena! Con este cántico, uno de los muchos que se oyeron durante el partido, celebraron los cerca de 3.500 aficionados que se acercaron hasta el Palma Arena el título de la selección española.

Faltaba casi media hora para el inicio del partido pero los alrededores del pabellón multiusos eran ya un goteo constante de aficionados, que ataviados con camisetas y banderas de la Selección y con la cara pintada con los colores rojo y oro, llegaban en pareja, en familia o con los amigos para presenciar el encuentro en las pantallas gigantes que instaló el Institut Municipal de l'Esport.

El público asistente se acomodó en mayor número en uno de los dos laterales del velódromo y empezó a vibrar ya antes de empezar el partido, concretamente cuando escuchó los acordes del himno nacional, que no cesó de corear.

Guiados por algunos aficionados que acudieron al evento provistos de tambores, los presentes no dejaron de cantar y animar a la 'Roja'. «A por ellos», «Alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual», «Alemán el que no bote» o «Que viva España» fueron algunos de los cánticos que cantaron los aficionados y que hicieron del Palma Arena una fiesta.

Los aficionados tenían ganas de disfrutar y aplaudieron cada parada de Iker Casillas y cada vez que el conjunto de Luis Aragonés cruzaba el centro del campo, llegando la explosión de júbilo con el gol de Fernando Torres. El tanto desató la locura en la instalación y más de uno se lanzó a la pista para celebrarlo.

En la segunda parte continuó la fiesta y la animación por todo lo alto, hasta que con el pitido final se desató la locura. Los aficionados saltaron a la pista central y celebraron el título por todo lo alto. En las gradas, el público permaneció expectante hasta que Michel Plattini le entregó la copa al capitán, Iker Casillas. Acto seguido, la gente se echó a la calle y al compás de los claxones de las motos y los coches, desfiló en dirección a la Plaza de las Tortugas para continuar la fiesta y darse un baño de multitudes hasta bien entrada la madrugada.

En el palco estuvieron Baldomero Oliver, regidor d'Esports i Joventut de l'Ajuntament, y Mateu Cañellas, conseller d'Esports i Joventut, entre otras autoridades.