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José Miguel García sufrió una nueva derrota en la batalla personal que mantiene con Pere Terrassa, director general de Gestión del Real Mallorca. El consejero y accionista de la SAD balear "controla un paquete que alcanza el 3 por ciento de la sociedad" reclamó de nuevo el despido del ejecutivo que maneja las finanzas del club, si bien su petición volvió a caer en saco roto. García se encontró otra vez con la oposición unánime del consejo de administración, que desautorizó al constructor y ratificó su confianza en Terrassa.

Las maniobras de José Miguel García para finiquitar a Pere Terrassa no son nuevas. El martes "en el transcurso de la reunión que mantuvieron en Son Moix los miembros del consejo de administración" lo intentó por enésima vez. Oficialmente, fue la segunda, aunque lleva semanas intentando convencer al presidente Grande para que decapite a su director general.

El presidente y máximo accionista de la entidad, al igual que el resto de los consejeros, interpretan que la petición de José Miguel García responde a un asunto exclusivamente personal. De hecho, Pere Terrassa es uno de los profesionales del club mejor valorados, goza de un gran prestigio y suma más de una década trabajando en los despachos del Real Mallorca.

El conflicto entre García y Terrassa se originó meses atrás, cuando el segundo se negó a emitir un certificado para una antigua empleada del club. El ejecutivo argumentó su negativa en cuestiones éticas, aunque García no transigió y tras una agria discusión exigió su destitución inmediata al presidente. Pere Terrassa formalizó su dimisión, aunque unos pocos días después y tras reunirse con el presidente Grande, volvió a incorporarse a su puesto por petición expresa del propietario.

Pero la herida continúa abierta. Joaquín García no descansa y exige la cabeza de Pere Terrassa cada vez que tiene la oportunidad. Varios miembros del consejo de administración cuestionados por este diario intentaron restar trascendencia al conflicto, aunque si admitieron que la guerra de García se sustenta sobre una inquina personal. No hay causas objetivas para prescindir de uno de los mejores ejecutivos de la SAD balear, más en los tiempos que corren.

Este conflicto ha dejado algo aislado a José Miguel García, que en un momento especialmente delicado para la entidad, sólo parece preocupado por prescindir de los servicios de Pere Terrassa.