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Carlos de Torres |CHATEAUROUX
Riccardo Riccó (Saunier Duval), se mostró intratable en la primera cita pirenaica y se adjudicó en solitario y después de una descomunal lección originada en el Aspin la novena etapa disputada entre Toulouse y Bagneres de Bigorre, de 224 kilómetros, en la que se volvió a meter en la general, la cual sigue liderada por el luxemburgués Kim Kirchem, del Columbia. «La cobra» se disfrazó de su gran ídolo, su compatriota Marco Pantani, y reventó la etapa en el ascenso del Aspin con un arranque sin parangón desde los tiempos del «Pirata» o de Lance Armstrong, una explosión que mantuvo en el descenso hasta Bagneres de Bigorre, donde se presentó en campeón, espectacular, con un tiempo de 5:39:28, con la firma puesta en su segunda etapa de la presente edición, después de que conquistara Super Besse, por delante de Valverde. En meta aventajó en 1.04 al ruso Vladimir Efimkin (Ag2r) y en 1:17 al grupo de Evans, Valverde, Menchov, Sastre y del líder Kim Kirchen.

El luxemburgués mantuvo el jersey amarillo. El australiano Cadel Evans le sigue a 6 segundos y tercero es el estadounidense Christian Vandevelde, a 44. El ruso Denis Menchov mantuvo la quinta plaza a 1:03 y Alejandro Valverde la sexta a 1:12. Del Peyresourde al Aspin, de la noche al día. Cambio radical en la película de la etapa. «La cobra» Riccó tanteó al personal a 6 kilómetros de la cima y frenó, luego le imitó Pereiro y el suizo Kreuziger. Dos kilómetros más tarde de nuevo el italiano del Saunier entró en escena y comenzó la función. Riccó desempolvó entonces el espíritu de Marco Pantani, su gran ídolo. Un ataque fulminante, innegociable, que dejó plantados a todos los favoritos, y se marchó en busca de la cima, disparado, intratable. Un baile armonioso encima de la bicicleta, como una cobra encantada al toque de la música, una levitación que le permitió adelantar a todos los grupos intermedios y rebasar a Lang. El italiano pasó al alemán como un tiro y culminó solo, con el grupo del maillot amarillo, Kim Kirchen, Valverde, Menchov, Evans, Sastre y compañía a 1:18. La maniobra del discípulo de Matxín obligó a trabajar a destajo al Caisse d'Epargne. Por delante un descenso de 26 kilómetros hasta Bagneres de Bigorre. Todos contra uno, y Riccó contra todos, un joven que, posiblemente, sea el mejor escalador del mundo junto a Contador. Y Riccó tan tranquilo. La joya del ciclismo italiano, que sueña con ganar en Alpe D'Huez, terminó la lección y se llevó la matricula de honor.