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Carlos Román|KÖSSEN
Representan la cara más alegre del vestuario y colorean un stage marcado por el insoportable ritmo de los entrenamientos. Son Javi y Dani Castellano Betancor (Las Palmas, 1988), una de las mayores bazas de futuro que gestiona ahora mismo el Mallorca sobre el plano deportivo. La temporada pasada dejaron su Gran Canaria natal para instalarse en Palma y este verano disfrutan del primer gran caramelo de su carrera: participar en la pretemporada de un equipo elite y exponerle directamente sus prestaciones a Gregorio Manzano.

La llegada de los Castellano al filial bermellón fue una de las mejores noticias del curso pasado. Se desvincularon de la Unión Deportiva Las Palma después de que su relación con el club amarillo se deteriorara en exceso y el Mallorca, que les había seguido la pista, aprovechó la situación para hacerse con sus servicios y enriquecer las categorías inferiores. Encontraron rápidamente un buen sitio entre las filas de Jaume Bauçà y aunque se quedaron con las ganas de ascender a Segunda B, vivieron muy buenas experiencias vestidos de rojo y marcaron su terreno. De hecho, Javi fue incluso convocado por la primera plantilla para un encuentro de final de campaña.

Uno y otro actúan como esponjas durante la convivencia en el hotel Sonneck. Pegados en todo momento a los otros dos canteranos de la expedición (Tomeu Nadal y Alberto López) no pierden nunca detalle de lo que sucede a su alrededor y aprenden día a día. Sobre todo, gracias al apoyo de veteranos como Moyà o Webó, que les tratan con un cariño especial.

Físicamente son idénticos. Tanto, que los integrantes del cuerpo técnico o los periodistas les confunden habitualmente. Así, sus mayores diferencias se basan en el juego. Javi actúa como lateral derecho, aunque puede hacerlo también de central. Dani, en cambio, se descuelga normalmente hacia el extremo izquierdo. Manzano lo distingue ahí sin ningún tipo de problema y ha recurrido a ellos en los tres amistosos que ha escenificado hasta ahora su equipo en el Tirol.