Rafael Nadal firma autógrafos a los aficionados tras el encuentro que disputó ante el serbio Novak Djokovic en las semifinales de Cincinnati.

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C.R. / Efe

Dos semanas. Es el tiempo que tendrá que esperar Rafael Nadal para inaugurar oficialmente su reinado del tenis mundial. El mallorquín, segundo cabeza de serie en el torneo de Cincinnati, debía ganar la final para aparecer hoy en lo más alto del ránking ATP, pero tras su eliminación en semifinales a manos del serbio Novak Djokovic, deberá esperar al recuento de puntos del día 18 para ser nombrado número uno del planeta. Hasta su eliminación, cabía la posibilidad de que cogiera el mando esta mañana o el 11 de agosto, pero para ello estaba obligado a imponer sus argumentos en la ciudad estadounidense o, por lo menos, meterse en la final. Y no fue así. En cualquier caso, se trata de un simple trámite. La era Nadal, que llevaba ya mucho tiempo preparándose, será a partir de este verano una realidad.

Rafael Nadal entrará por la puerta grande en el legendario club de tenistas que pueden presumir de lucir la etiqueta de número uno del planeta. Pese a que el de Manacor domina con holgura la Carrera de Campeones, el ránking de la ATP pasará a tenerle como referencia a partir de la tercera semana de agosto. La derrota de Roger Federer en los octavos de final del Másters Series de Cincinnati y el acceso del balear a las semifinales le ayudarán a poner fin a más de cuatro años de dominio abrumador del tenista suizo y a abrir una nueva era en el deporte de la raqueta. Nadal se erigirá, además, en el tercer español en alcanzar este honor. El también mallorquín Carlos Moyà y el valenciano Juan Carlos Ferrero eran, hasta el momento, los únicos que había gozado de ese rango. Ahora, la carrera por el número uno ha concluido y sólo falta esperar a que se oficialice el nuevo orden en el tenis mundial.

Gracias a su reciente triunfo ante el ecuatoriano Nicolás Lapentti, Nadal consiguió desbancar a Federer del trono y lo hizo de forma contundente, logrando así alcanzar otro de los sueños que tenía marcados el mallorquín en su carpeta de asuntos pendientes. Se lo ha ganado a pulso, después de una temporada para enmarcar.

Federer ha sentido la presión de su sucesor desde los primeros acordes del curso. La primera gran cita de 2008 les llevó a ambos a encontrarse en Australia, donde el helvético defendía el título conseguido un año antes. Sin embargo, el de Basilea fracasó en su intento de revalidar la corona y se quedó a las puertas de la final, lo que permitió que Nadal recortara una cantidad interesante de puntos y se quedara a 1400 de su referente en la clasificación.

El siguiente mordisco del balear llegó después de una de las curvas más peligrosas del ejercicio. Uno y otro dejaron atrás torneos como Indian Wells, Miami o el Conde de Godó y a su salida, la distancia entre ambos seguía siendo notable, pero no paraba de encogerse (1120 puntos).