Gregorio Manzano, junto a su equipo de colaboradores sobre la hierba de la ciudad deportiva de Son Bibiloni. Foto: MONSERRAT

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Vuelve el fútbol. Quince días después de que se abrieran oficialmente la puertas del campeonato, el Mallorca reaparecerá en el ONO Estadi y olvidará durante unas horas el enrevesado proceso de compraventa en el que anda enfrascado el club desde hace ya algunos meses. Al menos, ése es el objetivo que se han trazado Manzano y los suyos. El técnico jienense, que como sus jugadores empieza a estar harto de que se obvie todo lo que está ocurriendo dentro del área deportiva, pretende que el único protagonista del fin de semana sea el balón. No quiere saber nada de protestas, ni de movilizaciones orientadas al palco. Ayer, el andaluz aprovechó su análisis previo a la jornada para recordarlo públicamente y exigir un poco de cordura entre el desconcierto: «Espero y deseo que la afición esté con el equipo. Debemos recordar que los objetivos se consiguen cuando el equipo y su hinchada van de la mano».

Preocupación
Su preocupación está justificada. Desde que el Mallorca inició en Mestalla su camino por el nuevo curso, la actualidad deportiva ha quedado reducida a la mínima expresión y conviene reactivarla lo antes posible. Sin embargo, existe un cierto temor a que la afición se rebele mañana contra el presidente tal y como hiciera el 14 de agosto en el Ciutat de Palma. En esta dirección, Manzano lo tiene muy claro: «A mí lo que me gustaría es que no pitaran a nadie. Vamos a aislarnos de toda esta situación si es que se produce, aunque me temo que así será porque se está recordando continuamente. Y si sucede, hay que excluir de todo eso a los futbolistas. Desde que estoy en esta casa la gestión del presidente ha sido bastante buena, ahí están las clasificaciones y los resultados económicos», recuerda. «Como no podemos valorar tema privados, tenemos que salir a defender el séptimo puesto y darle tiempo a la plantilla, después ya evaluaremos lo que haga falta».

Manzano también le aconsejó a la grada que buscara otra fórmula para exhibir su malestar, sobre todo, para evitar que éste salpique directamente a los futbolistas y su estado de ánimo. «La afición es soberana y si entiende que el camino es silbar, no tengo que decir nada. Pero esto será un partido de fútbol y quiero que la afición esté sólo pendiente de animar al equipo. Hay otros mecanismos para protestar. Osasuna debe notar que la gente de Son Moix está con el Mallorca. Insisto, esto es un partido de fútbol, nada más. Ni un linchamiento, ni nada parecido. Pero si queremos eso...», avisaba. Aun así, cree que el plantel se ha impermeabilizado y que saldrá al campo dispuesto a comerse a su rival: «Cualquier jugador está inquieto porque se trata de un tema que afecta a su empresa y a su trabajo. Pero sabemos que no se va a acabar de la noche a la mañana y lo única conclusión que hay que sacar es que sea quien sea el dueño debe aportar lo mejor para el presente y el futuro del club». Después, aclaró que en su cara a cara con Grande de esta misma semana «no hubo ningún roce, ni falta de respeto. Nada de eso».

Entre tanto análisis del entorno también hubo tiempo para situar la lupa sobre el Osasuna, que medirá la progresión de un vestuario todavía en fase de reciclaje. «Espero un equipo con pocos cambios respecto al curso pasado y una idea de juego similar, ya que la continuidad de Ziganda le permite jugar con tres medios centros, hombres rápidos por las bandas y una referencia arriba. Tras sumar su primer punto intentará sorprendernos, porque son fuertes y no nos dejarán maniobrar en el medio campo. El año pasado ya nos crearon muchas dificultades».

Lo que no tiene demasiada importancia para el entrenador bermellón es lo que ocurrió en la última jornada de la temporada anterior, en la que Osasuna cayó ante el Racing a falta de cinco minutos para el final, cerrándole al Mallorca las puertas de Europa. «No hemos hablado ni un segundo de lo que sucedió la temporada pasada, pero cada uno puede sacar sus propias conclusiones acerca de lo que pasó. Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer, que era ganar en las seis últimas jornadas. Esto que viene ahora pertenece a otra etapa distinta y debemos centrarnos en ella», avisa el de Bailén. Manzano confía en obtener la primera victoria de la campaña a costa del conjunto navarro y lleva varios días preparando a los futbolistas para la batalla: «La primera muestra de nuestra agresividad está en los puntos que lleva Webó en la cabeza. En los entrenamientos se ha trabajado en las facetas que fallaron en Valencia y el domingo tenemos que plasmarlas. Hay ganas de ganar y trabajamos duro para ello».