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Francisco Àvila|BARCELONA
Una primera parte magnífica, repleta de virtudes y de detalles; y una segunda en la que el Betis equilibró la demostración de los primeros 45 minutos. El Barça sufrió para conseguir su segunda victoria consecutiva de la temporada, que no aseguró hasta el minuto 80, con un tanto de Eidur Gudjohnsen.

Fue el equipo azulgrana un equipo bipolar, a lo doctor Jekyll y Mister Hyde. Soberbio en el arranque, desconocido en cuanto los de Paco Chaparro decidieron irse hacia adelante. En el primer tiempo, el Barça marcó dos goles y pudo marcar alguno más; en el segundo, el Betis igualó y vio cómo el árbitro no señaló como penalti una jugada de Cáceres sobre Sergio García.

Al final, Gudjohnsen, que entró en el minuto 71, acertó a cazar un centro de Alves para batir a Casto y dar la victoria a su equipo, un triunfo que había merecido de sobras en el primer tiempo, pero que se le complicó en el segundo.

Automatismos aprendidos, presión insistente, calidad general, puntería y fiabilidad defensiva. Guardiola no podía pedir más. Su equipo jugó una primera mitad de libro, desmelenado, a un ritmo vertiginoso, recuperando rápidamente el balón tras una pérdida y con una sensación de que ya tenía claros los conceptos de su nuevo técnico.