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Fernando Fernández Ofertas le sobran a Jorge Lorenzo, y de eso es consciente Yamaha. La fábrica de Iwata sabe que tiene entre manos a uno de los pilotos llamados a hacer historia en el universo de las dos ruedas, y por ello quiere avanzarse antes de que otros se crucen en su camino. Sus brillantes resultados en la temporada de su debut en MotoGP (una victoria, cuatro 'poles' y cinco podios) han ayudado a Yamaha a marcar la pauta y reinar en el Mundial de marcas y equipos, y de paso, le permiten tener atado el galardón de 'Rookie del año'. Ésos son argumentos de sobra para que los dirigentes de la factoría quieran contar con él más allá de la expiración del contrato que les une actualmente, que concluye con la temporada 2009.

Yamaha pretende unir sus destinos a los de Jorge a medio y largo plazo, y el interés es patente. Lin Jarvis, responsable del área de competición de la firma y peso pesado dentro de su organigrama, y los dirigentes japoneses de la misma han mostrado su predisposición a la hora de iniciar los contactos, pero la ruptura de la relación profesional entre el piloto del Fiat Yamaha y su hasta ahora mánager, Dani Amatriaín, aplaza provisionalmente toda negociación con la fábrica e incluso con algunos de los patrocinadores personales de Jorge, que inicia una nueva etapa en la que deposita el grueso de sus intereses a nivel de despachos en manos del abogado Ramón Sostres, agente, entre otros, de Iniesta, Bojan o Puyol. Mientras sus abogados trabajan para llegar a un entendimento, aunque las posturas parecen lejanas, el deportista se abstrae, centrado en las pruebas que restan para finalizar el curso: Malasia y Valencia.

La buena sintonía entre Lorenzo y los dirigentes de Yamaha, expresada en la felicitaciones que recibió el 48 en Motegi, abre las puertas de su box como relevo de un Rossi que antes de conseguir el título se comprometió con los dirigentes japoneses, que están dispuestos a apostar más fuerte todavía por el doble campeón mundial del cuarto de litro.