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Poco habituado al vértigo, el Menorca se siente incómodo en los finales de puño cerrado. Así lo denuncia la nómina de derrotas que amontona, en las que siempre ha sangrado en el último minuto. Sea una cuestión de fortuna o de diligencia, lo cierto es que el equipo de Casas ha perdido hasta cuatro partidos al límite, y eso deja secuelas. Bazdaric tuvo la bola para alterar esa dinámica con 74-72 a falta de 6 segundos, pero cometió pasos y la historia volvió a repetirse. El ViveMenorca juega bien, pero sigue con la mochila llena de piedras (76-72). El Menorca se presentó con Eley muy activo al poste y con la defensa como bandera. Con Augustine desactivado y el pívot de Detroit generando muchos recursos en ataque, el grupo de Casas tuvo buen aspecto (8-10). Pero Maldonado metió a English y el escenario cambió en un pestañeo. Un par de canastas del canadiense y el músculo de Savane dieron con un parcial de 7-0 que ensució el arranque del ViveMenorca, que se enredó en ataque. Stojic no encontraba vías (-5 de valoración al descanso) y Marc tomó la alternativa con extremada timidez (19-14, primer cuarto). Ricard Casas activó el plan B, dispuso a la segunda unidad y el Menorca mejoró notablemente. Otegui aprovechó la vigorosa defensa con ayudas a Bud Eley para forrarse, y eso devolvió a los isleños al partido (19-21). El técnico de Manresa atrincheró a los suyos en una zona y el Kalise Gran Canaria sufrió un pequeño colapso. Sólo English y las manos de vértigo de Mario en la defensa sobre Pooh levantaron al Gran Canaria, que recuperó la ventaja al descanso (36-32).