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Miquel Alzamora Durante la segunda vuelta de la temporada 05/06 en los campos de Tercera División un futbolista de apenas 22 años, de nombre Adrián Colunga (Oviedo 1984), defendía los colores del CD Soledad. Llegó en el mes de enero, en el mercado de invierno, procedente del Marino Luanco. Era uno de los revulsivos para salvar la categoría. Hoy, dos años y nueve meses después, ese mismo futbolista está triunfando en Primera División. El jugador asturiano no pudo evitar que el conjunto de Llorenç Julià descendiera de categoría, pero su llegada no pasó desapercibida para los aficionados al fútbol. «Ese año pasamos tres entrenadores por el banquillo, fue una temporada difícil y Adrián llegó después de navidades. Tenía y tiene unas grandes condiciones y veo normal que haya llegado a Primera», relata Julià. Jugó casi toda la segunda vuelta con el equipo de Son Malferit y exhibió sus virtudes que le catapultaron después a Primera previo paso por el Pájara Playas Jandía y el Las Palmas. «Cuando tomé el equipo él jugaba de interior y le puse en la media punta donde brillaba más. Era muy rápido y tenía una conducción de balón perfecta», comentaba Julià.

El jugador, además de su calidad futbolística tiene una fuerza mental enorme. «El fútbol te puede cambiar la vida. Hoy estás abajo y mañana arriba», dijo en su momento Adrián y no le faltaba razón. En su época de jugador del CD Soledad, Colunga -que es como se le conoce ahora en Primera-, vivía en Palma Nova, entrenaba por la mañana en la playa y por la tarde completaba su programación entrenando con el resto de sus compañeros.