TW
0
F.Fernández Mallorca puede presumir de exportar a algunos de los iconos mediáticamente más potentes del deporte español. El potencial de las Islas está fuera de toda duda, pero tres nombres propios marcan las diferencias. Rafael Nadal, Rudy Fernández y Jorge Lorenzo han alcanzado las cotas más elevadas en sus respectivos deportes (tenis, baloncesto y motociclismo), algunos de los que más atención captan por parte de los medios informativos, y en los que la dosis de glamour siempre rodea a la competición en sí. El número uno del tenis mundial, el rookie de moda en la NBA y el piloto más descarado del Mundial de MotoGP son tres embajadores de excepción para Balears, tres ganadores natos que conservan buena parte de la humildad que les define como secreto de un éxito con el que están acostumbrados a convivir.

Sin ningún género de dudas, es el tenista de Manacor el que marca las diferencias. En un 2008 que jamás podrá olvidar (Roland Garros, Wimbledon, oro olímpico, número uno del mundo y Premio Príncipe de Asturias, entre otros logros), Nadal puede presumir de ser el personaje más popular de nuestro país, y se sitúa entre los hombres más influyentes del planeta, en buena medida por ese honor que supone ser conocido en todos los rincones del mundo. No sólo es la persona más reconocida por sus compatriotas, sino que a nivel mediático, es sinónimo de éxito para sus patrocinadores. De hecho, sólo Michael Phelps pudo eclipsar la presencia de Nadal en la Villa Olímpica de Pekín, en unos Juegos en los que una foto o un autógrafo con el tenista era el objetivo de todos sus habitantes.

No muy lejos de Rafael se quedan sus dos paisanos. El caso que más choca es el de un Rudy Fernández que levanta pasiones en Portland. Su morada en la NBA le ha abierto los brazos de tal manera que las expectativas que generó su llegada a los Blazers le dejaron boquiabierto. Su llegada al aeropuerto de la capital de Oregón, donde fue recibido por un centenar de seguidores de la franquicia rojinegra, el interés que generó su presentación oficial y su papel de ídolo en el Rose Garden no dejan ajeno a nadie.