El Mallorca cierra hoy una de las semanas más caóticas de su historia. Siete días intensos que han vivido la dimisión del presidente Vicenç Grande, el mandato virtual de Mateu Alemany y Juan Antoni Ramonell y la elección de Joaquín García como máximo responsable de la entidad durante los próximos 40 días. Entre medias, la celebración en la clandestinidad del consejo de administración, el aplazamiento de la Junta General de Accionistas y la rajada de José Miguel García, segundo máximo accionista, contra el duelo de la SAD balear. Y, todo este mejunje, con el equipo situado en posiciones de descenso a Segunda y en las vísperas de iniciar el tramo más duro del campeonato. Ésta es la crónica de una semana propia de un vodevil, impropia de un club de Primera División.
Lunes: Grande confirma que se irá el viernes. La semana arranca con la incógnita despejada. Vicenç Grande desvela en sus círculos más íntimos que el viernes, coincidiendo con la Junta General de Accionistas, presentará su dimisión. Este periódico destapa la decisión irrevocable del máximo accionista, que ahora estudia las dos vías alternativas. Si alcanza un acuerdo con el empresario británico Freddy Shepherd, que ha desplazado a la Isla a sus emisarios para negociar, el consejero José Miguel García se perfila como nuevo presidente del club. Si, en cambio, fracasan las gestiones con el ex propietario del Newcastle, el promotor tiene previsto nombrar a un gestor profesional. Ese mismo día, Miquel Vaquer formaliza ante notario su dimisión como miembro del consejo de administración.
Martes: Alemany es el elegido. La afición mallorquina se despierta con una buena noticia. Mateu Alemany es el elegido por Vicenç Grande para sustituirle en el cargo. El ex presidente del Mallorca medita la propuesta realizada por el máximo accionista. El abogado solicita 36 horas más para tomar una decisión definitiva. La condición que pone sobre la mesa es disponer de máxima autonomía. Poder absoluto. Grande, sin embargo, no está de acuerdo con esa prórroga y opta por recurrir a la 'opción B', una bomba que estallará al día siguiente... Mientras tanto, Shepherd se mantiene a la expectativa, pendiente de recibir una documentación que considera imprescindible para dar un paso adelante en su oferta.
Miércoles: Vicenç 'proclama' a Ramonell. Vicenç Grande, por su cuenta y riesgo, sin tener en cuenta la opinión ni del resto de los integrantes del consejo de administración ni de los administradores concursales, proclama a Joan Antoni Ramonell nuevo presidente de la entidad. El ex alcalde de Montuïri proclama a los cuatro vientos su meteórico ascenso, concede docenas de entrevistas, habla como máximo responsable de la entidad... Sin embargo, los administradores vetan su nombramiento porque Ramonell es acreedor del Grup Drac y no es ni consejero ni accionista de la SAD balear. En teoría, el futuro presidente será nombrado oficialmente durante la Junta de Accionistas prevista para el viernes. En sus numerosos encuentros con los periodistas, Ramonell asegura que su primer movimiento será «nombrar a un gerente y a un director financiero». Grande, mientras tanto, permanece en la soledad más absoluta. El máximo accionista optó por escoger a su amigo y frustrar el regreso de Mateu Alemany, que estaba dispuesto a asumir el mando de la SAD. Con Ramonell celebrando su futuro nombramiento, los administradores se reúnen para aclarar algunos aspectos.
Jueves: El mandato más breve. Tal y como había avanzado este periódico, el 'veto' de los administradores concursales al nombramiento de Joan Antoni Martorell como presidente -ya es conocido como 'el breve'- altera los planes iniciales de Vicenç Grande y enciende la chispa de una jornada de locura, con el Bufete Buades como centro de operaciones. La tensa reunión entre los administradores concursales, los representantes de Drac y de Vicenç Grande, que durante esa mañana había negociado con el Sevilla el cobro por el traspaso de Fernando Navarro -ingresa dos millones de euros y obtiene liquidez para afrontar el curso-, concluye con el desenlace menos traumático. El máximo accionista, tal y como había desvelado el pasado lunes, presentará su dimisión al día siguiente; la Junta General de Accionistas se aplaza por defectos en las cuentas y el consejo de administración de la SAD balear deberá nombrar a un sustituto provisional con dos aspirantes sobre la mesa: José Miguel y Joaquín García... El día concluye con el relevo frustrado de Joan Antoni Ramonell y con el nombre de Mateu Alemany encabezando de nuevo la terna de aspirantes en un futuro.
Viernes: Joaquín García, presidente interino. El Día D no defrauda. El guión es una copia de las últimas semanas, es decir, esperpéntico y tragicómico. La escena desemboca con la dimisión por carta de Vicenç Grande; con una rueda de prensa convocada deprisa y corriendo a la hora del almuerzo para presentar a Joaquín García como el 34º presidente de la historia del Mallorca con fecha de caducidad (30 de enero de 2009) y una misión: buscar al «mejor dueño o presidente posible». Todo resulta caótico. El consejo de administración se celebra en la clandestinidad; el segundo máximo accionista carga contra el dueño por su falta de transparencia y ningún representante de la entidad da la cara. En su primera rueda de prensa, Joaquín García, la mano derecha de Grande en el Grup Drac, ensalza la figura de Mateu Alemany, que según algunos círculos está buscando comprador para, quizás, regresar a la entidad.
Sábado: Turno del fútbol. En las vísperas del encuentro ante el Sevilla, el club se centra exclusivamente en el partido. Joaquín García acude a presenciar el entrenamiento del Mallorca para saludar a Gregorio Manzano y transmitir calma. De hecho, el presidente interino ha optado por blindar al cuerpo técnico y a los jugadores de todo el caos que rodea a la entidad y que ha tenido su cénit durante esta semana.
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