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Mientras el club se mueve con dificultad y respira de forma asistida, la primera plantilla del Mallorca se adentra en la franja más abrupta del calendario. Apostado a las faldas del Everest, el equipo que dirige Gregorio Manzano iniciará hoy la ascensión hacia la cumbre del campeonato, todo un infierno en el que pondrá en juego una porción notable de su futuro deportivo. Los baleares, atrapados en el fango desde el pasado 26 de octubre (su máximo botín desde entonces se basa en dos empates), necesitan oxígeno para huir del fuego y reducir la pendiente de un camino por el que aparecerán después Barcelona, Madrid, Villarreal o Valencia. Casi nada (ONO Estadi, PPV, 17.00 horas).

A simple vista, el paisaje resulta aterrador. El batacazo de la semana pasada en Getafe (4-1) ha dejado al equipo en una situación precaria y sus compromisos más inmediatos requieren unas prestaciones que ahora mismo están bajo sospecha. Por si fuera poco, la crisis institucional ha abierto aún más las heridas y expondrá de nuevo al equipo frente una grada especialmente susceptible.

Manzano, que ha forrado las paredes del vestuario para aislarlo del seísmo, sabe que para sorprender al Sevilla y recuperar el pulso tendrá que sellar las grietas de la defensa y levantar un pared en cada banda. Con esa intención, el jienense alineará esta tarde un once salpicado por las novedades. Y una de las más llamativas será la irrupción de Lionel Scaloni en la orilla diestra del centro del campo y el traslado de Varela a la izquierda. ¿El motivo? Cortar una de las principales vías de suministro para el Sevilla, que escora sus mejores argumentos hacia las alas. El argentino y el sevillano se cubrirán las espaldas con los laterales habituales (Josemi y Corrales) y estarán arropados por un doble pivote compuesto por Martí y Mario, aunque ahí el preparador tampoco cuenta con demasiadas opciones. Cléber se ha quedado fuera de la lista después de arrastrar molestias durante toda la semana y Jurado esperará su oportunidad desde el banquillo. Arriba, Arango dará un paso al frente para asociarse con Aduriz. En cuanto al resto de la convocatoria, regresan Óscar Trejo, Juanmi Callejón y Ayoze Díaz y se caen el sancionado David Navarro y los lesionados Gonzalo Castro y Miquel Àngel Moyà.

El Sevilla tampoco llega al último partido del 2008 en las mejores condiciones. Eliminado de la UEFA después de caer el jueves en Genoa frente a la Sampdoria, los de Manolo Jiménez necesitan refugiarse en la parte alta de la clasificación de aquí hasta la conclusión del ejercicio.

El conjunto hispalense, que lleva dos días trabajando en las instalaciones de Son Bibiloni, intentará no acusar el cansancio del partido intersemanal, aunque llegó a la Isla con bajas importantes (Acosta, Crespo y Konko). Eso podría propiciar, entre otras cosas, que el ex mallorquinista Fernando Navarro, se asiente en el puesto de lateral derecho. Si Jiménez no se decide por esa opción, su otra alternativa sería el brasileño Adriano. El que sí se encuentra entre la expedición andaluza es el delantero Kanouté, aunque su concurso permanece entre interrogantes porque se recupera de una lesión inguinal.

Más allá de la batalla entre ambos equipos, la jornada pondrá sobre la mesa otras cuestiones sobre las que centrar la mirada. La más importante de todas será el estreno en el palco del nuevo presidente del Mallorca, Joaquín García, que ayer acudió al entrenamiento del ONO Estadi para mostrarle su apoyo a Manzano y presentarse oficialmente ante la plantilla. No tendrá un debut demasiado cómodo. La última función del equipo como local (7 de diciembre, ante el Recreativo) se saldó con un revuelta en las gradas que provocó la caída de Grande. La respuesta de la afición ante otro posible fracaso es una incógnita, aunque el entorno prefiere no pensar en ella. De hecho, Manzano salió el viernes a la palestra para exigir la comunión entre el equipo y su hinchada, ya que ésta parece imprescindible para encontrar la salida del laberinto. «Que se dejen de pañoladas. Si hay que pitar en el minuto 92, se pita, pero antes nos jugamos un partido de alto rango, una final que tenemos que ganar para salir de ahí abajo», aseguraba el jienense. Dicho queda.