El Mallorca confía en Gregorio Manzano. A pesar del mal momento que está atravesando el entrenador jienense, el peor desde que hace una década recibiera su bautismo en Primera División, el técnico de Bailén dispone de margen de maniobra para encontrar una salida al laberinto.
Por los pasillos de Son Moix consideran que la situación se revertiría «con una victoria» y, de momento, no cuestionan al inquilino del banquillo. Al menos, la dirección deportiva. Porque en la planta noble de la entidad, tal y como informó la semana pasada este periódico, existen opiniones divergentes en torno a la figura del entrenador andaluz. La relación que mantiene con el máximo accionista es inexistente y la tensión es notable.
Sin embargo, la facción deportiva apelan a la experiencia de Manzano en este tipo de situaciones límite -salvó al Rayo y al propio Mallorca en circunstancias similares- para pensar en positivo y no se plantean la destitución. Todo lo contrario.
La presencia de Nando Pons en Son Bibiloni refleja el respaldo y la confianza que tiene depositada la dirección deportiva en la figura del entrenador. Pons y Manzano conversaron en la Ciudad Deportiva tratando de hallar una salida a la crisis y de resolver la peor situación a la que se ha enfrentado el técnico jienense en su carrera en la máxima categoría.
Jamás había encadenado diez jornadas consecutivas sin celebrar la victoria de su equipo, una racha que ha empujado al conjunto isleño hasta el barranco de la categoría, a tres de la salvación y con una puntuación paupérrima de 14 puntos.
El técnico bermellón sigue sin dar con la tecla. A pesar de remover constantemente el once, no encuentra la solución. Penúltimo clasificado y sonrojado en su último partido de Liga, el Mallorca divisa el horizonte de la primera vuelta tocado, aunque con toda la confianza en el técnico.
Y también la plantilla se ha conjurado para enderezar el rumbo. Jugadores y cuerpo técnico almorzaron ayer, una comida que ya figuraba en la agenda semanal, con la intención de recobrar la confianza y de dar la cara el domingo en Villarreal.
Ganador de una Copa y entrenador de uno de los 'grandes' como el Atlético, Manzano también ha tenido que remangarse para salir de situaciones complicadas. El grupo balear ya escarba en el pasado para mirar ejemplos que refuercen su estima. Y el propio inquilino del banquillo isleño tiene experiencia por partida doble. En la temporada 2001-02, su Rayo evitó el descenso después de protagonizar una gran segunda vuelta. Los franjirojos, que eran colistas a estas alturas del curso con 15 puntos -uno más que el actual Mallorca- salvó la categoría sin problemas: 11º con 48 puntos. También sobresale en la hemeroteca la campaña 2004-05, con Cúper, cuando el Mallorca evitó el descenso por la debacle del Levante. Y hace tres años, Manzano enderezó el rumbo al suplir precisamente al técnico argentino en febrero de 2006 -cogió al equipo colista- firmando una permanencia a lo grande.
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