TW
0

El fútbol no es una ciencia exacta, pero las matemáticas sí y los números que presenta Gregorio Manzano en las segundas vueltas arrojan un resultado que afianza la esperanza que respira hoy el mallorquinismo tras la contundente victoria del pasado domingo ante el Valencia (3-1) que abrió la segunda parte del curso. Las cifras respaldan a los seguidores más optimistas, que se apoyan en las reacciones que suelen experimentar los equipos dirigidos por el técnico jienense una vez cruzado el ecuador del campeonato.

Y es que Manzano casi siempre ha logrado mejores dividendos en el segundo tramo de la Liga que en los primeros 19 partidos. Así, contabilizando las siete temporadas que ha finalizado el curso -fue destituido en el Racing y el Málaga-, el entrenador andaluz presenta un promedio de 1'59 puntos por encuentro en la segunda vuelta, es decir, 30 puntos en las diecinueve últimas jornadas.

Si el Mallorca actual mantiene esa media, el equipo isleño finiquitaría el curso con unos 44 puntos -finalizó la primera vuelta con 14-, una cifra que históricamente garantiza la salvación. Sólo el Compostela, en la temporada 1997-98, descendió con esa puntuación, aunque fue en la promoción. Los equipos que han bajado directamente a Segunda con las alforjas más cargadas, en un campeonato de 20 equipos, han sido el Betis de la Liga 1999-00 y el Zaragoza de la pasada temporada con 42 puntos.

Manzano, sin embargo, ha protagonizado grandes escaladas. De hecho, en cinco de los siete campeonatos que ha concluido, mejoró la puntuación obtenida en la primera vuelta. Las únicas excepciones datan de su primera etapa en el banquillo del Real Mallorca (2002-03) y de su campaña en el Atlético (2003-04).

En el primero, logró un botín mayor en el primer tramo (27 puntos) que en el segundo (25), contribuyendo a esta excepción las siete victorias consecutivas que enlazó durante la primera vuelta. Y en su etapa al mando del conjunto colchonero, selló su peor segunda vuelta como entrenador de Primera -24 puntos- dilapidando la renta obtenida en el primer tramo, 31, que le permitió cerrar el primer tramo en la cuarta plaza, aunque después no se clasificó para disputar competición europea.

En el resto, siempre ha logrado mejorar el rendimiento y la puntuación de sus equipos después de cruzar el ecuador.
Sin duda, el caso más llamativo es el de la temporada 2001-02. Asumió las riendas del equipo en la sexta jornada, tras sustituir a Andoni Goikoetxea, y finiquitó la primera vuelta con el equipo en la última posición con 16 puntos. El equipo cambió radicalmente tras el ecuador y prácticamente dobló su puntuación para finalizar con 49 puntos (un parcial de 33 en la segunda vuelta) que le permitió cerrar el torneo en una cómoda undécima plaza, tras encadenar nueve triunfos y sólo cuatro derrotas.

También resulta meritoria la cosecha que recogió en la segunda parte de su primera temporada en la nobleza. Sentado en el banquillo del Valladolid, cerró la primera vuelta en la antepenúltima posición (21 puntos) empatado con el Oviedo en plazas de descenso. Tras el ecuador, Manzano alteró el destino. El cuadro blanquivioleta enganchó nueve triunfos y sólo perdió cinco.

La mejor segunda vuelta de Manzano en la nobleza es reciente. Del pasado curso. El bloque dirigido por el técnico andaluz firmó nada menos que ¡37 puntos! en la segunda parte del campeonato, una cifra que incluso le permitió soñar con la UEFA durante muchos minutos de la última jornada y convertirse en el segundo mejor equipo tras el ecuador de la competición por detrás del campeón Real Madrid, que logró sólo un punto más (38).

En el presente campeonato, el arranque de la segunda vuelta puede resultar premonitorio. La victoria ante el Valencia parece encender la luz después de tres meses a oscuras. Y el promedio de Gregorio Manzano afianza la renovada ilusión.