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Tolo Jaume

Sólo la alegría de regresar a casa y hacerlo con otro grande bajo el brazo minimizó el cansancio de un viaje de vuelta tan largo. Rafael Nadal regresó a la Isla tras la conquista del Open de Australia con ganas de disfrutar de un respiro relativo, ya que el sábado pondrá rumbo a tierras holandesas para tomar parte del torneo de Rotterdam, su próximo objetivo. El número uno del mundo no quiere ir más allá del siguiente reto y por eso sólo piensa en abrir un pequeño paréntesis para asimilar un nuevo éxito y preparar su vuelta a la competición.

Antes de reponer fuerzas y volver al trabajo en breve tuvo tiempo de recibir el calor de los aficionados y encarar una nueva ronda de preguntas. Y es que cuando el flamante campeón del Open de Australia salió de la zona de recogida de equipajes empezó la locura. Nunca antes una llegada del tenista manacorí había generado tanta expectación. Multitud de medios se agolparon a su salida y los aficionados y curiosos se unieron a la marabunta humana que rodeó a Nadal. Efectivos de la Policía Nacional y de la seguridad privada del aeropuerto de Son Sant Joan abrieron paso hacia la salida mientras el tetracampeón de Roland Garros trataba de responder a todas las solicitudes de autógrafos y fotografías.

Apenas se le concedió tiempo para recibir el abrazo de su madre Ana María y su hermana María Isabel, que aguardaban su llegada en compañía de la esposa de su tío y entrenador Toni Nadal, al que también esperaban sus hijos y su esposa tras más de dos semanas alejado de casa. Miquel Àngel Nadal, que también era requerido por algún aficionado, saludaba a su hermano Sebastià visiblemente cansado por el viaje y departía con Joan Llaneras y Antoni Pastor. El primero, en representación del Govern, y el segundo, en representación de Manacor, felicitaron al número uno del mundo, que llegó acompañado por su fisioterapeuta, Rafael Maymó, al que se le multiplicó el trabajo en Australia debido a los exigentes encuentros con los que Nadal culminó con éxito su participación en el primer Grand Slam del año.

«Estoy realmente feliz porque es un comienzo de año prácticamente soñado. Estoy feliz por el triunfo porque a la vez es una ayuda para tener más tranquilidad de cara a los siguientes torneos. La victoria llegó después de dos partidos emocionantes y lo que se ha conseguido es importante, pero todo ha ido muy rápido y quizás con el paso de los días y un poco más de tranquilidad ya en Mallorca pueda asimilarlo mejor», analizó el tenista mallorquín al dirigirse hacia el coche que le conduciría a la capital de Llevant.

La reciente victoria en Melbourne y sus éxitos en Roland Garros y Wimbledon, junto a las semifinales en el US Open, la temporada pasada, han propiciado que se disparen las expectativas sobre la posibilidad de conquistar el Grand Slam, es decir, la posibilidad de que gane los cuatro grandes que integran el calendario. Fiel a su mentalidad de ir paso a paso, Nadal aclara que su objetivo es «Rotterdam la semana que viene, porque hablar del Grand Slam es una animalada y no me lo planteo. Sólo me planteo seguir jugando bien y seguir mejorando».

El número uno subrayó la emoción de la final contra Federer y, comparándola, con la última de Wimbledon dijo que ambas fueron impactantes en juego aunque en Londres el segundo set «fue más emocionante por la lluvia». Nadal señaló que la final en Australia fue «un partido a cinco sets donde hubo de todo». «Al final salió todo estupendo por mi parte, por la suya no, en este caso, pero bueno el deporte es así y le deseo toda la suerte del mundo para que logre superar los 14 títulos del Grand Slam) de Sampras y estoy seguro de que lo hará», insistió el mallorquín, que espera lograr entre Rotterdam y Dubai el mejor rodaje posible antes de irrumpir en las próximas grandes citas de Indian Wells y Miami.