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Ya no se reparten gritos histéricos en los tiempos muertos, ni el técnico acaba con la camisa empapada en sudor, pero la dinámica del ViveMenorca no ha variado con Imbroda en el banco. Un par de días de entrenamiento le han dado para poco, pero sí que ha podido comprobar, tras su paso por Valencia, que el equipo está en la mayor crisis deportiva de su historia. El Menorca sigue con las luces apagadas y la aportación de algunos jugadores empieza a ser una broma de mal gusto. Como dijo Imbroda, electro plano (87-56). El inicio volvió a ser cómico. Dos faltas de Ivanov, una larga secuencia de errores en el triple y Eley estrellándose ante la defensa de Miralles. A los bases del Pamesa les bastó con penetrar e ir doblando balones a los interiores para salir disparado (16-7). Las ayudas nunca llegaban a tiempo y en ataque el ViveMenorca volvió a obsesionarse con el triple, un mal recurso (25-15, primer cuarto). Las penetraciones de Rafa Martínez y la altura de Perovic castigaban al Menorca, mientras Faison iba engordando su nómina de errores (34-22). El inicio del tercer parcial fue un intercambio de golpes. Al parcial de 8-0 de salida del Pamesa respondió el Menorca con una afrenta similar, pero de ese pim, pam, pum iba a salir algo negligente para los de Imbroda. Y así fue. Los de Spahija abrieron una grieta considerable. El ViveMenorca era incapaz de deshacer la madeja en ataque y su saldo fue de apenas 14 puntos, gracias a Bazdaric y a un puñado de tiros libres. La sala de máquinas del Pamesa seguía a pleno rendimiento y el Menorca erraba un triple tras otro (68-51). El resto sobró, como de costumbre.