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Francisco Avila|BARCELONA
Jornada redonda para el Barca con una incontestable victoria frente al Athletic (2-0), después de recuperar su mejor fútbol y que vio premiada con la guinda del empate cedido por el Real Madrid, que se aleja nuevamente a seis puntos.

Después de casi un mes sin ganar -su última victoria la consiguió el 8 de febrero: 3-1 frente al Sporting-, en un desierto de cinco partidos y con las dudas desatadas por su falta de fútbol, el Barca dio un puñetazo sobre la mesa y consiguió un triunfo con valor añadido.

Si en el primer tiempo, el Barca estuvo atinado en el remate, en la segunda remató hasta 14 veces sobre la meta de Irairoz, tres de ellas a los postes, y sólo la ansiedad de sus delanteros, especialmente en el caso de Samuel Eto'o, impidió certificar una victoria de escándalo.

Sin Dani Alves, sancionado; sin Touré Yayá, reservado; Pep Guardiola alineó a una media de lujo, tres canteranos (Busquets, Xavi, Iniesta) que marcaron el ritmo del juego. El efecto 'champagne' definió el juego del equipo de Caparrós: empezó muy bien y poco a poco fue desapareciendo.

Y eso que los 'leones' tuvieron el 0-1 para soñar en el Camp Nou. En un error de despeje de Piqué, el balón llegó sobre Yeste, en posición dudosa. Yeste, el balón, Valdés y la portería. El delantero vasco lanzó el balón fuera.

De lo que pudo haber sido, en el minuto 16, a lo que fue, sesenta segundos después. Una falta botada por Xavi fue rematada por Busquets. 1-0, minuto 17, el Barca empezaba a sentirse cómodo.

El tanto le dio una enorme confianza a los de Guardiola. Por una vez, sus delanteros presionaban, ellos eran los que cometían las faltas, la ansiedad desapareció y los azulgrana se dedicaron a lo que saben: a jugar a fútbol.

Iniesta fue el protagonista del 2-0. El sutil albaceteño se deshizo de unos cuantos contrarios y se encontró con Gurpegi dentro del área. Un penalti que transformó Leo Messi, que se fue encontrando poco a poco con el paso de los minutos, para marcar diferencias en el tanteador en el minuto 31. En el segundo acto, Samuel Eto'o se dedicó a desperdiciar ocasiones.