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El Mallorca se detuvo anoche frente a su público. Los de Xavi Sastre, que habían apalabrado la permanencia gracias a sus dos últimas victorias consecutivas, no pudieron contener el caudal ofensivo del Cáceres desde la línea exterior (48% de acierto en lanzamientos de tres) y acabaron entregando las armas en el tercer cuarto después de ir a remolque en el marcador durante casi todo el encuentro (73-86).

Los mallorquines notaron en exceso las bajas de Tiedeman y Joan Riera y se presentaron al partido seriamente condicionados. El Cáceres, consciente de ls problemas que iba a tener su anfitrión, pisó el acelerador desde el salto inicial y la intensidad de su juego le reportó grandes beneficios. Su fue distanciando poco a poco en el marcador y llegó a disponer de un botín de 9 puntos que supo gestionar a la perfección durante los minutos siguientes. Y aunque los baleares recortaron algo de terreno antes de que concluyera el primer parcial, las diferencias eran claras.

En el segundo cuarto los de Piti Hurtado alargaron el guión y siguieron destrozando al Mallorca desde el perímetro, sobre todo, gracias a la muñeca de Sanguino y el lituano Ruikis.

La segunda parte no cambió en nada el panorama de la confrontación. El Cáceres extendió la sangría y elevó la diferencia a 13 puntos a falta de siete minutos, mientras los inquilinos del Palau apenas conseguían hacer daño a la hora de responder. El Mallorca, gracias a un liviano parcial de 4-0, intentó meterse en el partido, pero los extremeños no lo permitieron. Tres triples consecutivos que llevaban la firma de Cage, Sanguino y Ruikis certificaron la sentencia y bajaron la persiana del tercer cuarto con un contundente 55-70.

El último cuarto fue un puro trámite. Los visitantes llegaron a manejar una ventaja de 22 puntos a falta de algo más de ocho minutos (55-77), aunque a partir de ahí el Mallorca trabajó para pulir el marcador y maquillar el resultado definitivo. Los de Xavi Sastre no pudieron obsequiar con una nueva victoria al público del Palau, que presentó un ambiente algo inferior al de otras jornadas. El hecho de que todo el público tuviera que pagar entrada (era el día del club) rebajó la afluencia de espectadores y los jugadores no estuvieron tan arropados como en otras jornadas.