Nadal recibió la visita de los jugadores de baloncesto Ricky Rubio y Juan Carlos Navarro.

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Tolo Jaume / Efe

El aroma a perfume caro y el glamour aún impregnan las gradas del Montecarlo Country Club tras asistir a un nuevo ejercicio de superioridad de Rafael Nadal, pero el circuito no se detiene y la siguiente parada en el Conde de Godó brinda un nuevo desafío al número uno del mundo. El tenista manacorí prepara desde ayer su irrupción en la arcilla del Real Club Tenis de Barcelona después de haber aumentado su ventaja al frente de la ATP, donde Federer ve por el retrovisor como se le acerca Djokovic a velocidad de crucero. El pentacampeón del Masters 1000 monegasco ha ampliado su renta en 610 puntos tras la eliminación en octavos del suizo, que empieza a dejar de mirar hacia arriba.

Los actos publicitarios y las sesiones de entrenamiento coparon la agenda de Rafael Nadal a su llegada a Barcelona, donde algunos de sus rivales elogiaron el nivel que está manteniendo el mallorquín en el primer tramo de la temporada y en especial con la llegada a la tierra batida.

El jugador manacorí entrará en acción en el mañana y debutará en la segunda ronda ante el portugués Frederico Gil, al que ya se enfrentó este mismo año en el Masters 1000 de Miami con resultado favorable, aunque se impuso con más apuros de los esperados (7-5 y 6-3).

Nadal apreció ayer en rueda de prensa que es «un elogio» que se le compare con el Barcelona de Pep Guardiola. «Si me comparan con el Barça, es que voy muy bien encaminado. Además de estar desplegando un juego espectacular, la sensación que da es que no deja respirar al rival. Entregarse en el campo como lo están haciendo es una buena muestra de cómo encarar el deporte: dándolo todo en cada partido. El Barça está siendo un ejemplo este año», señaló.

Este año disputa el Godó por primera vez como número uno, pero para él «personalmente no ha cambiado nada», pues asegura sentir «la misma presión» y comportarse «exactamente igual» que cuando era número dos.

El tenista manacorí podría haber descansado en este Open 500, pero asegura que ni se le ha pasado por la cabeza renunciar a su quinto título consecutivo en el Godó. «Para mí jugar en Barcelona es una ilusión y una motivación muy especial. Este es mi club y aquí juego delante de mi gente». Tampoco se plantea no estar en Madrid «primero, porque es un torneo obligatorio, y segundo, porque se juega en España». «No veo ninguna circunstancia, a no ser que esté lesionado, para no ir. Así que ahora mismo puedo decir que jugaré Barcelona y Roma, luego tendré una semana de descanso, y después estaré en Madrid», añadió.

Pese a reconocer que sus resultados en tierra son «exageradamente buenos» e «inimaginables» hace unos años para él, no se considera imbatible. «No lo soy, porque ya he perdido», recordó.