José Manuel Jurado celebra el primer gol del Mallorca.

TW
0

Cuatro jornadas antes de que el campeonato cierre las puertas, el Mallorca ya ha renovado el visado para seguir viviendo en Primera. Lo dejó todo atado en Huelva y ayer, ante un Getafe empantanado, lacró el documento definitivo. El conjunto balear, cobijado tras ese muro de fortuna que no encontró en la primera vuelta, le atizó otro empujón al equipo madrileño y se atrincheró ante los posibles terremotos de final de temporada. Con Jurado y Aduriz al frente de todas las maniobras ofensivas, los bermellones le regalaron a la grada la enésima fiesta de este segundo ciclo de la competición y presentaron el aval para seguir disfrutando de una de las mejores ligas del planeta (2-1).

Aunque la situación de uno y otro invitaba a una salida en manada del Getafe, fue el Mallorca el que le aplicó dinamita al encuentro con una jugada de colegio. Medina señaló una falta en terreno azulón y aunque la distancia con la zona de conflicto era amplia, Arango se adelantó a los hechos después de observar algo de desconcierto en la defensa de los madrileños. Armó la zurda y obsequió a José Manuel Jurado con balón envuelto en oro que el gaditano empleó para marcar el territorio (minuto 8).

El tanto, además de activar a la grada, le estiró los párpados al Getafe. Los de Coliseum, que se estrenaban en Palma bajo la dirección técnica de Míchel, se despertaron sobresaltados y lo primero que hicieron fue reclamar la posesión del balón y del juego. Mientras el Mallorca se destensaba, los visitantes se adueñaban de los hilos del partido y domesticaban la pelota hasta conducirla a los alrededores de Lux, aunque nunca resolvían la fórmula del empate. Primero lo intentó Soldado, después Granero y al final Albín, que envió el cuero a la pista de atletismo con una cabezazo deficitario a dos palmos de Lux. Y aunque el Mallorca tenía los plomos fundidos, resistió sin demasiados problemas los empellones de su invitado.

La reanudación del rodaje tras el descanso le concedió una nueva oportunidad al Getafe, que necesitó sólo veinte segundos para resetear el marcador y llenarse los pulmones de oxígeno. Gavilán abrió un surco en el margen derecho de la defensa rojilla y mandó una pelota contaminada en dirección a Albín que empujó a medio camino Navarro para despistar a Lux y dejarlo todo como al inicio. Entre una cosa y otra, el Mallorca seguía sesteando. Todas sus conexiones se estropeaban con demasiada facilidad y el Getafe empezaba a creérselo. De hecho, acarició el segundo tanto cinco minutos después de su primera reivindicación, pero Lux abortó el intento de Albín. El público, que hasta ese momento se limitaba a disfrutar de una soleada tarde de fútbol, le reprochó al equipo su actitud y Manzano decidió arremangarse.

Antes de que el jienense dinamizara el once a base de cambios, los isleños recuperaron el pulso gracias a una excelsa combinación entre Jurado y Varela que proyectó el sevillano y que desvió el portero con la punta del guante. Después, llegaron los cambios (Mario por Cléber y Keita por Arango) y la sentencia, reflejada de nuevo en las botas de Aduriz. Sin embargo, el vasco necesitó esta vez la colaboración de Stojkovic, que le asistió en un saque de puerta surrealista.

Con el marcador descompensado y el público celebrando la victoria de Nadal en Roma, el Getafe reunió el valor suficiente para montar otra ofensiva. Los madrileños mascaron el empate en varias ocasiones, pero el Mallorca lo podía haber liquidado todo si Keita hubiera sido más generoso. No importaba. Más que nada, porque el grupo balear ya no tendrá que mirar por el retrovisor hasta después del verano. Como mínimo...