Miedo, precaución y respeto en uno y otro. Los porteros fueron los protagonistas del primer acto. El partido era oporífero, sólo alterado por algunas acciones puntuales. Poco bagaje en una primera parte marcada por el intenso calor.
Nada más iniciarse la segunda parte, Duda pudo desequilibrar el marcador con un lanzamiento de falta que frenó nuevamente Toño. El Málaga sólo creaba peligro a balón parado. Faltas o saques de esquina, mientras que el Racing se defendía y salía rápido con Munitis de estilete, aunque sin excesiva velocidad.
El empate estaba predestinado, pero tuvo que ser un penalti el que desnivelara el marcador. Adriano, cogió un rechace y Luccin le trabó. Luque no desaprovechó y marcó su séptimo gol. Triunfo y vuelta a soñar.
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