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T.J. / Miguel Luengo|PARÍS
«Me sorprendería que Nadal no ganara Roland Garros». Son palabras de Lleyton Hewitt, pero su frase es de 2005 y se pronunció antes del duelo que enfrentó a ambos tenistas en los octavos de final del Open de Australia. Cuatro Copas de los Mosqueteros después, el número uno del mundo y el ex dominador del circuito se topan por tercera vez en la arcilla parisina. En juego están los octavos de final y el partido ha quedado programado en el tercer turno de la pista central, que abrirá su sesión a las 11.00 dando lugar al duelo del mallorquín alrededor de las 15.30.

Nadal y Hewitt se han enfrentado en ocho ocasiones y el balance de duelos está empatado a cuatro victorias para cada uno. El mallorquín siempre le ha ganado sobre tierra y el australiano consiguió su último triunfo sobre el manacorí en los cuartos de final del torneo de Queen's en 2006.

El suizo Roger Federer no tuvo miedo a morir, y así lo expresó ayer para explicar cómo se había sentido al superar el primer trago amargo este año en Roland Garros, ante el argentino José Acasuso, a quien superó por 7-6 (8), 5-7, 7-6 (2) y 6-2 en la segunda ronda. Las dejadas del suizo acabaron con Acasuso y Federer muy tranquilo en los momentos de peligro, respiró. «No tuve miedo a morir», dijo después el de Basilea, después de una lucha de tres horas y 25 minutos. El que no pudo completar su compromiso por falta de luz fue el serbio Novak Djokovic.

No hubo resaca para los jugadores españoles en Roland Garros tras la final de la Liga de Campeones, y Tommy Robredo, Lourdes Domínguez y María José Martínez alcanzaron los dieciseisavos de final.

Robredo venció a Daniel Gimeno Traver por 6-4, 6-4 y 6-3 y colocarse en la tercera ronda. La experiencia se alió con Robredo, al igual que la madurez lanzó a la gallega Lourdes Domínguez para alcanzar por primera vez los dieciseisavos de un grande al derrotar a la estadounidense Alexa Glatch por 7-6 y 7-5. La murciana María José Martínez también salió contenta. Al vencer a la ucraniana Viktoriya Kutuzova, por 3-6, 6-3 y 6-3.

Ferrero, campeón en 2003, volvió a demostrar que esta agarrado al torneo, sin bajar los brazos, pero no pudo rematar ante el alemán Philipp Kohlschreiber (29) y su partido quedó suspendido por falta de luz con empate a dos sets (4-6, 6-2, 4-6, 7-6 (3).