El vicepresidente del Real Mallorca, José Miguel García. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL.

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Miquel Alzamora

José Miguel García se mantiene en el órgano de poder del Real Mallorca y ocupa el cargo de vicepresidente segundo de la SAD Balear. «He decidido continuar porque veo un proyecto serio, los nuevos propietarios son gente de prestigio y les avala su trayectoria. Tienen unos ideales muy importantes para el club, pretenden llevar a cabo una reorganización basada principalmente en la contención del gasto y esto tal y como está la situación es muy importante», asegura el empresario mallorquín en declaraciones realizadas a Ultima Hora en la jornada de ayer. Con el 5'40% de las acciones del club, García tuvo en su momento que ayudar con una fuerte inyección económica y entiende que las 'alegrías' en forma de premios, gratificaciones y comisiones se han acabado. Asegura el vicepresidente que este capítulo ha sido clave para sumergir al club en la grave crisis económica en la que se encuentra.

«La nueva propiedad ha impuesto una idea que había desaparecido en el club y tiene que ver con el pago de comisiones a intermediarios. Ahora esto cambiará totalmente y lo llevará personalmente el consejero delegado. Serán comisiones muy normales, con unos porcentajes determinados, pero nunca más del 4%. Eso es lo normal y en los últimos tiempos no ha sido así y esto nos ha llevado a la situación de deuda y de crisis», comentó García.

En su opinión «estas comisiones eran un gasto muy importante y muy elevado y esto se acabó». También se pondrá coto a los premios y gratificaciones como los que recibió el director deportivo del club, Fernando Pons, al aceptar un millón de euros de Grande por la venta de futbolistas. García y la nueva propiedad tienen claro que esto se acabó. «Este tema no se repetirá. Esto se trató de un regalo de Grande, pero eso no volverá a ocurrir en el Mallorca y así me lo transmitió Martí Asensio. Tiene las ideas muy claras y no habrá regalos o gratificaciones, eso no existirá. Se han acabado las gratificaciones de un millón de euros», comentó.

Sin ampliación de capital

García dijo también que inicialmente no está previsto acudir a una ampliación de capital para dar oxígeno a la economía del club y se refirió de la misma forma al proyecto de club que desea implantar la familia Martí Mingarro. «Su idea es conseguir una mayor masa social, seguir con el modelo de Mateu Alemany, buscar apoyos institucionales y devolver la tranquilidad y serenidad a la entidad. Tienen ilusión y ganas», comentó.

Respecto a la idea de contar con un presidente institucional como Tomeu Vidal, García dijo «entender» a la propiedad. «Es entendible que una persona que tiene el 93% de la propiedad quiera tener una presidencia institucional y poder gozar de un poder ejecutivo que no le limite», señaló el vicepresidente del club.

El nombramiento del presidente estuvo marcado por la polémica. Primero se ofreció el cargo a Joan Buades, después a José María Lafuente y finalmente accede a la presidencia, Tomeu Vidal. García cree que esta situación se dio «por el deseo de la familia Martí de ser transparentes. Posiblemente estos asuntos deben llevarse de otra manera, pero lo han hecho como mejor han sabido y al final han situado a una persona de gran prestigio en la Isla como es Tomeu Vidal», subrayó el vicepresidente segundo del Mallorca.

Sobre la operación de venta de las acciones por parte de Alemany, García tiene una opinión clara: «Es lícito el precio marcado por Mateu. El 15 de enero nadie estaba en la notaría para hacerse con el club ni por un euro», dijo. «Su trabajo permitió al equipo ganar en seguridad y confianza y fue clave a la hora de que el Mallorca lograra la permanencia en Primera División», manifestó José Miguel García.

José Miguel García y Miquel Vaquer son los miembros del anterior consejo que permanecen en el órgano de gobierno de la entidad en la etapa recién estrenada de la familia Martí Mingarro. García, como ya sucedió en la época de Vicenç Grande, quiere estar atento a todos los movimientos que se produzcan alrededor del club. Invirtió en su momento mucho dinero para hacerse con el 5'40% de las acciones del Mallorca y le atrae el nuevo proyecto de la familia Martí Mingarro, que le solicitó su continuidad en el actual consejo. Su conocimiento de lo ocurrido en el club estos últimos años es total y sabe que se han cometido errores, sobre todo de tipo económico, que no pueden volver a producirse si lo que se desea es mejorar la salud financiera de la entidad.