Es probable que la liga acabe haciendo tabla rasa, que saque a flote a los presupuestos de mayor envergadura.
Es difícil que el campeonato le haga un guiño a un recién ascendido con poco dinero para grandes arabescos, más alla de dejarle un hueco para la animosidad inicial.
No suele dar mucho vuelo la Segunda B a los equipos diseñados para poco más que la permanencia, pero el Sporting tiene ese reto. Con la raspa de jugadores de la pasada temporada, los automatismos adquiridos y un patrón de juego de gran relieve, el equipo de Esteva ha demostradoen un par de jornadas que tiene un plan. Ayer, en un partido marcado por el viento y la entidad del rival, el grupo de Maó fue madurando el triunfo hasta que Martí, que llevaba un pestañeo en el césped, lo metió en el zurrón. Los azulados le han enviado un mensaje a la liga: no están aquí de paso (1-0).
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