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Ricardo Molinelli|KATOWICE
La selección española intentará superar a Grecia, el último escalón que le queda para poder optar a su verdadero objetivo: luchar por la medalla de oro en el campeonato de Europa de baloncesto.

El equipo nacional comenzó con mal pie el torneo continental en Varsovia, pero poco a poco ha sabido salir de las tinieblas que producen las derrotas y volver a ser la gran selección que encandila con su juego, ahoga con su defensa y mata con su ataque.

La clave de toda esta involución ha sido por un lado la recuperación física de los jugadores, y, por otro, recuperar la confianza en el juego, en el talento y en la capacidad de trabajo y sacrificio de todos.

En los dos últimos partidos, contra Polonia y, sobre todo, ante Francia en cuartos de final, la selección ha vuelto a encandilar a los aficionados con una defensa asfixiante y con un ataque letal con Pau siendo Pau, con Navarro siendo Navarro, con todos siendo ellos mismos y con Ricky Rubio doctorándose en la defensa de toda una estrella NBA como Tony Parker.

Grecia no será un rival fácil. Intentó y consiguió, dejando que Francia ganase el partido que les enfrentó en la segunda fase, eludir a España en cuartos de final, pero en semifinales ya no hay escapatoria posible.

Spanoulis es el gran líder y motor de este equipo en el que se echa en falta la figura de Theodoros Papaloukas, pero en el que hay grandes jugadores como Antonis Fotsis, viejo conocido de la afición española y del Real Madrid, o Kostas Koufos, o Yannis Bouroussis, o Sofoklis Schortsanitis.

España parte con ventaja moral por su juego y por su calidad y ha tenido una jornada de descanso, mientras que Grecia necesitó de cinco minutos extras para poder llegar hasta las semifinales.

«Es un equipo muy alto y tiene un gran talento técnico individual», comentó el entrenador de los españoles, Sergio Scariolo.
La selección ya huele el oro y llega en el mejor momento de juego del campeonato. España vuelve a ser la selección temida por todos.
«Estamos mejor que hace dos años. El europeo de 2007 fue bastante agotador en muchos niveles. Por eso llegamos a la final y ya no nos quedaban más fuerzas, ni gasolina, ni nada. Ahora veo al equipo muy bien, muy entero y muy fuerte», dijo ayer Pau Gasol.