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El mejor arranque local de la historia del Real Mallorca ha quedado sepultado por los escombros que se amontonan en la zona noble de Son Moix. El anunciado recorte de personal en la secretaría técnica, que fue aprobado durante una reunión extraordinaria del consejo de administración y levantado en acta hace apenas diez días, ha quedado reducido a cenizas por la intervención directa de Nando Pons, que sale triunfal del pulso mantenido con Javier Martí Asensio durante las últimas semanas.

 El director deportivo ha logrado frenar la avalancha de despidos de sus colaboradores más directos y, sobre todo, demostrar su peso específico dentro de la entidad. Se quedan todos, incluido su mano derecha Marcos Martín, máximo responsable del fútbol base y cuyo trabajo fue calificado de «excelente» ayer por el consejero delegado en el programa Juego Limpio de Ultima Hora-Punto Radio a pesar de que ya habían elegido un sustituto en la persona de Antoni Prats. Algunos consejeros se mostraron «alucinados» ante la inesperada marcha atrás de la propiedad.

 «Donde dije digo, digo Diego» es el dicho popular que mejor define la volatilidad institucional que transmite hoy por hoy el club. Cuando desde la planta noble se había vociferado que los despidos afectarían a prácticamente toda la secretaría técnica, Nando Pons logró modificar el destino. El director deportivo se reunió con el propietario Javier Martí Mingarro y consiguió convertir en papel mojado el acuerdo sellado por el consejo de administración y las manifestaciones públicas tanto del consejero delegado Javier Martí Asensio -hijo del dueño- como del presidente Tomeu Vidal.

 Ambos habían cifrado numéricamente los despidos. «Será unos 25», dijo Vidal: «Entre 15 y 20», se apresuró a desmentirle Martí Asensio. Pues bien, el propietario se ha encargado de retratar a ambos al acordar con Nando Pons la continuidad del grueso de sus colaboradores. Además de Marcos Martín, también permanecerán en la entidad Paco Navarrete y Miguel Magaña, entre otros.

 La decisión adoptada ahora por la propiedad ha causado sorpresa por los pasillos de Son Moix. La anunciada reestructuración interna, cuyo fin era el de ahorrar los gastos ordinarios de la entidad -principalmente en el departamento que dirige Nando Pons- sólo ha afectado de momento a cuatro empleados de base y a otro que ha decidido abandonar el club de motu proprio ante el cariz que están tomando los acontecimientos. Algunos trabajadores consideran injusto que los empleados despedidos la pasada semana sean los cabezas de turco de esta situación: «Tanto ruido con el recorte de personal y resulta que ahora, con el despido de un par de trabajadores del departamento de comunicación y de un chico del almacén, todo es maravilloso», subrayaban ayer. Ni siquiera la privilegiada situación del Mallorca en la Liga impide que el club isleño se convierta una vez más en el hazmerreír del fútbol nacional.