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El Real Mallorca es un equipo de extremos. Hoy por ejemplo juega un partido extraordinario ante el Barcelona y lo hace en plena crisis igual de galopante. Por una parte está el aspecto deportivo que sólo se puede calificar de magnífico y por otra el asunto económico. Ahí sencillamente se vive una situación dramática. Los jugadores no han cobrado, los empleados tampoco. Ni hablar de primas, ni proveedores, ni...nada. Es el club de la familia Martí Mingarro. ¿Es posible aparcar la crisis y centrarse en el fútbol? Hoy los futbolistas deben hacerlo. No queda otra. Ante el Barça hay que pensar sólo en fútbol, de lo contrario no hay opciones.

Sobre el tapete del Camp Nou se presenta un equipo, el Barcelona, que hasta la fecha se ha mostrado intratable en su casa. En esto es como el Mallorca que en Son Moix no ha visto escapar un punto. Pero los baleares se encuentran con dificultades a la hora de sobrevivir fuera de Palma y el estadio azulgrana se presenta como un escenario difícil, pero a la vez motivante. Iniesta, Xavi, Messi, Henry, Ibrahimovic...es cierto que de lejos intimidan y sobre el campo son futbolistas fuera de serie, pero el Mallorca no suele vender barata su piel, todo lo contario.

Precedentes
Los dos últimos precedentes están tovavía frescos en la retina. El año pasado Aduriz puso en jaque a los azulgrana. En el anterior la victoria llegó en el último minuto. Esta temporada el Rubin Kazan ha sido capaz en los dos partidos de Champions de aprovechar los puntos débiles del once azulgrana. Descubrió que los jugadores del Barça son humanos, son batibles, tienen debilidades y pueden perder partidos. Hay que seguir su ejemplo, no perder la fe y salir a jugar con la confianza que da estar arriba y ser conscientes que incluso una derrota puede dejar al equipo en la zona noble.

Manzano va con un plan concreto al Camp Nou. Sabe que es un ejercicio que roza el suicidio meter al equipo atrás, pero es imprescindible tener capacidad para cortar el elevado número de alternativas que presenta el Barça en su juego ofensivo. De una parte tiene la banda derecha con Alves y Messi que es letal de necesidad. Ayoze y Castro, o en su caso Tuni, no pueden ahí tener la más mínima duda, de lo contrario será darle en bandeja la victoria al rival. Lo mismo ocurre en el otro costado. Mattioni, que finalmente ha entrado en la lista y seguramente Varela, porque ofrece más prestaciones defensivas que Julio Àlvarez, tienen que trabajar para frenar la zancada de Henry. Pero si el fútbol es como una manta corta, en la que si te tapas la cabeza, muestras los pies y viceversa, en el Camp Nou la manta es mucho más difícil de acoplar. No es suficiente con cuidar las bandas, por el centro estarán Iniesta y Xavi y por delante Ibrahimovic. Casi nada. El escaparate es de lujo, como el partido. Pero el Mallorca tiene también sus armas, mucho mas humildes, menos mediáticas, pero va a apurar sus opciones hasta el final. Ya lo dijo Manzano. «Hay que tratar que el partido no se haga interminable hasta el minuto noventa». Dice mucho el técnico con esta apreciación.

Interminable
El choque puede ser interminable si quien manda y ordena es sólo el Barcelona y es imprescindible encontrar la fórmula para que se dé una mínima alternancia, que no sea un monólogo sólo del equipo local. Es un partido más que de sistemas de futbolistas porque en ocasiones estos partidos quedan rotos por la mitad. Un gol del Mallorca sembraría el temor en la grada, se escucharía ese 'run run' que tanto molesta a los equipos grandes y dejaría más espacios aprovechables para los baleares. Sería un buen escenario para los isleños que no les conviene un partido de ida y vuelta porque ahí quien más tiene que ganar es el Barça. De hecho, una mala noticia sería que el equipo local habitase más de la cuenta el área de Dudu Aouate.

Los futbolistas están sin cobrar, es cierto, pero hoy, al menos durante noventa minutos, olvidarán los continuos devaneos de quien les gobierna, de quien les dirige en la planta noble. Están solos con su cuerpo técnico y la afición, pero el barco está dando bandazos, no tiene patrón, bueno, sí lo tiene, pero como si no estuviera. Hoy hay que olvidarse de él. Tal vez pronto será historia. Hoy a partir de las ocho de la tarde sólo importa el fútbol.