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Las rotaciones es uno de los conceptos que más debate despiertan en el entorno de los equipos, pero ni Manzano ni ningún jugador del Mallorca podía llegar a pensar que el técnico azulgrana apostara por dejar en el banquillo a Iniesta, Messi, Dani Alves y Xavi. Eso son rotaciones, lo demás son cambios circunstanciales.

 

Si había un partido para que el Mallorca diera la campanada en el campo del líder era ayer. No porque el rival fuese malo ni débil, sino porque su capacidad creativa se cortaba en seco. Pero el Barça es un grande y como tal tiene una gran reserva. Ganó más que por méritos propios, por las facilidades que le dio el Mallorca, por los desajustes defensivos, esos malditos desajustes que en ocasiones aparecen y te parten por la mitad. Fue una lástima, porque Manzano y los suyos leyeron muy bien el choque, lo interpretaron casi a la perfección, pero dejaron demasiado pie a la improvisación en la defensa. Los errores individuales y de falta de concentración resultaron ayer fatales. El partido acabó en el 45. Ahí el Barça ya ganaba por cuatro a uno.

 

El Mallorca apostó por el orden y el Barcelona por intentar hacer olvidar las ausencias, pero no lo conseguía. Fallaba la correa de transmisión en la creación, vivía más de los errores del Mallorca que de sus propios aciertos. Sencillamente en el equipo azulgrana faltaba calidad en el centro del campo y el once balear sacaba partido de esa circunstancia. El plan B de Guardiola desfallecía y los de Manzano alargaban el partido a su antojo. El balón estaba más en el campo del Barça que del Mallorca y eso era una buena noticia. No había sensación de peligro y sólo un fallo de concentración podía hacer peligrar el empate que estaba construyendo el once de Manzano. Pero todo el trabajo de aguantar, de contemporizar, de cortar el juego rival quedó en nada cuando Ramis cometió un error en un despeje de un balón ante Ibrahimovic. El sueco, además de ser un futbolista magistral, tiene ojos en la nuca y aprovechó el error del de sa Pobla para asistir a Pedro que en este tipo de situaciones no suele fallar. El Barça más gris de la Liga recibía un regalo con el que no contaba para empezar a jugar el partido que quería.

 

Pero los mallorquinistas tienen este año una capacidad de sufrimiento extraordinaria y una implicación en el juego asombrosa. Los baleares no perdieron la cara al partido cuando todavía tuvieron opciones. Pudieron estar otra vez imprecisos en acciones aisladas en defensa, pero no se sentían ni inferiores ni débiles. Siguieron a su ritmo, ese ritmo de crucero que le hace poco a poco ganar metros, que le hace sentirse fuerte, que le hace protagonista de los partidos. Las bandas no brillaban en ataque, pero ayudaban en defensa. Borja y Martí lanzaban desde el medio centro y en una de esas acciones los mallorquinistas forzaron un corner. El Barça es imbatible en acciones a balón parado. Esta temporada en Liga nadie ha batido a Valdés en jugada de estrategia...nadie hasta que apareció Martí en un corner y cabeceó Nunes de forma magistral. Uno a uno. Era como volver a empezar. Pero aún con el Barça casi con más millones en el césped que en el campo, el equipo azulgrana consiguió desatascar el partido. Ganó metros y empezó a convivir en el campo del Mallorca. A falta de cinco minutos para el descanso Pedro volvió a marcar después de tres intervenciones magistrales de Aouate a tres tiros a bocajarro del Barça. Algo fallaba, era evidente. El orden del que hizo gala el equipo de Manzano se desvaneció de golpe, en seco. En definitiva, se estrelló. En un libre indirecto el Barça echa mano de la estrategia y deja en evidencia a la defensa del Mallorca. Todos miraban el balón. Todos se olvidaron de Henry. El francés sólo tuvo que empujar la pelota y prácticamente cerrar el partido antes del descanso. 3 a 1. La segunda parte fue como una película mala, de esas que el final es previsible y con un Barça jugando a medio gas ante un Mallorca que fue bajando poco a poco los brazos. Josemi cometió penalti sobre Irahimovic ya al final. Messí lanzó y marcó. El argentino entró en el segundo periodo junto a Iniesta y Xavi, pero tampoco hacía falta su presencia. Al final el Mallorca cayó fulminado. Al Barça le fue suficiente con la primera parte. Mucho Barça. Mucho líder.