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Rafael Nadal se clasificó ayer para cuartos de final del Másters 1.000 de París-Bercy tras superar con épica una nueva situación comprometida frente a Tommy Robredo, al que acabó derrotando por 6-3, 3-6, 7-5 en dos horas y 21 minutos de juego en una jornada en la que cayeron algunos de los grandes favoritos al título como Andy Murray, Nikolay Davydenko y Fernando Verdasco, que no pudo con Cilic y se ha complicado su clasificación para el Masters de Londres.

Su próximo obstáculo es el francés Jo-Wilfried Tsonga, octavo favorito, el hombre que contra todo pronóstico ganó el torneo el año pasado y que todavía tiene opciones de clasificación para el torneo de Maestros de Londres. Hoy, a partir de las 16.00 horas, Nadal y Tsonga disputarán su quinto enfrentamiento por una plaza en las semifinales. El mallorquín y el francés ya se han medido en cuatro ocasiones y Tsonga sólo ha ganado una. Fue la semifinal del Abierto de Australia de 2008.

Desde entonces Nadal le ha derrotado en dos ocasiones, aunque el francés ha sabido ponérselo siempre difícil al mallorquín. En Indian Wells en 2008 le obligó a disputar tres juegos de desempate. En febrero pasado en Rotterdam le ganó un set antes de sucumbir.

Tsonga jugará con el público a favor y con las piernas más descansadas, puesto que no ha cedido ningún set en el torneo.
En segunda ronda se deshizo de Albert Montañés por 6-1 y 7-5 y en octavos ganó a su compatriota Gilles Simon por 6-2, 6-3 en 52 minutos de juego. Dos menos de lo que duró el tercer set de Nadal contra Robredo.

Y es que como en la víspera contra Nicolás Almagro, el mallorquín estuvo contra las cuerdas ante Tommy, pero se sobrepuso para conseguir un nuevo triunfo y seguir vivo en un torneo que falta en sus palmarés. Robredo sirvió para ganar en el décimo juego del tercer set, uno después de haber roto el servicio de Nadal. Pero su brazo se encogió y cedió su saque, lo que igualó la contienda a 5.

Nadal se llevó un partido que, de nuevo, podía haber perdido. Su nivel de juego fue superior al de la víspera y fue creciendo a medida que pasaban los minutos. Ganó en agresividad, estuvo más metido en el partido y, por etapas, desplegó un juego brillante.

Enfrente tuvo un contendiente de quilates. Robredo estuvo magnífico durante todo el partido, dominó por partes y dio una buena réplica al número dos del mundo.

Desde su posición de número 15 del mundo supo jugar sus cartas y estuvo más cerca que nunca del nivel de su rival. En los cinco partidos anteriores en los que habían jugado no le había robado ni un set. El catalán le ganó uno y la victoria rondó su campo, pero Nadal se niega a perder, se aferra al torneo con la agresividad y la fortaleza mental que acaba con la resistencia de sus rivales.