Los rojillos están en racha. Primero, convirtieron el ONO Estadi en un fortín inaccesible para los visitantes e igualaron la mejor serie de victorias en casa (7). Y ahora, tras acabar con la maldición del Reyno de Navarra y cosechar el primer triunfo a domicilio de la campaña, pueden enlazar tres alegrías consecutivas para completar un 2009 tan esperpéntico en lo extradeportivo, como especial en lo futbolístico.
El conjunto mallorquinista no inició el año con buen pie. Cayó derrumbado en visita al Camp Nou (3-1) y el Madrid le pasó por encima (0-3) ocho días más tarde para agrandar la herida de la primera vuelta, que precipitó la dimisión de Grande como presidente y que estuvo a punto de desangrar al equipo en el torneo doméstico. Sin embargo, la escuadra se puso en pie al doblar la esquina y el primer encuentro de la segunda vuelta marcó el punto de partida. Se ganó al Valencia con una solvencia enorme (3-1) y comenzó a coger altura. Desde ahí hasta el final de Liga cosechó 37 puntos, disfrutó de un epílogo de lo más placentero y pasó página.
Con el verano llegaron las rocambolescas negociaciones de venta, los Martí Mingarro y los problemas insitucionales, que acabaron salpicando al trabajo del cuerpo técnico. Pese a todo, el Mallorca se quitó de encima la presión con un cómodo triunfo sobre el Xerez (2-0) y dio un paso al frente. Después llegaron otras seis victorias escenificadas en Palma y la del domingo pasado en el domicilio de Osasuna. En total, 27 puntos que podrían elevarse a 30 con otro éxito en Málaga.
El mejor registro hasta ahora data de 2001, aunque la mayor parte de puntos se recogieron en la primera mitad del año. La formación isleña, dirigida entonces por Luis Aragonés, sacó el billete para la Champions League (acabó la Liga como tercero) gracias a los dígitos que redactó en la segunda vuelta. La temporada siguiente resultó demasiado convulsa y sólo la llegada de Sergio Kresic alivió la situación y completó una cifra que, a día de hoy, sigue siendo clave. Eso sí, el Mallorca llegó a los 65 puntos jugando tres partidos más (40) de los que habrá protagonizado este año (37).
Otro punto de referencia, con menos partidos incluso que otras ediciones, está localizado en 1998. Fue el segundo año de Héctor Cúper en el Lluís Sitjar y el equipo andaba imparable por el campeonato regular. En sólo 35 partidos llegó a sumar 62 puntos, una cantidad que igualó doce meses después, aunque con cinco partidos más, hasta un total de 40.
Desde su último regreso a Primera División, en 1997, el Mallorca también ha vivido algún que otro año negro, aunque siempre ha acabado reponiéndose para acabar salvando la categoría en la recta definitiva. El peor de todos fue el 2004, en el que sólo atrapó 41 en 38 intervenciones. En 2005 y 2006 sus cifras tampoco mejoraron en exceso (42 y 44 respectivamente).
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