Video de los goles del FC Barcelona en su visita al Santiago Bernabeu. | Youtube

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Real Madrid 0 - 2 F.C. Barcelona

Real Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Raúl Albiol, Garay, Arbeloa; Gago, Xabi Alonso, Marcelo (Guti, m.57); Van der Vaart (Raúl, m.69); Cristiano Ronaldo e Higuaín (Benzema, 79).

FC Barcelona: Víctor Valdés; Puyol, Pique, Milito (Márquez, m.79), Maxwell (Iniesta, m.63); Keita, Busquets, Xavi; Dani Alves, Pedro y Messi.

Goles: 0-1, Messi, min.33; 0-2, Pedro, min. 56.

Àrbitro: Mejuto González (colegio asturiano). Amonestó a Xabi Alonso (13), Raúl Albiol (30), Sergio Ramos (61) y Garay (83) por el Real Madrid, y a Messi (19), Xavi (30), Dani Alves (39), Maxwell (51) por el Barcelona.

El Barcelona prolongó su hegemonía con una exhibición de Xavi y Leo Messi, para vencer por primera vez en la historia en dos ocasiones seguidas en el Santiago Bernabéu (0-2), recuperar el liderato y acariciar el título gracias a un modelo de juego ante el fútbol a impulsos que sentencia a Manuel Pellegrini.

El mundo sigue en manos del Barcelona. Camina firme para repetir la exhibición de títulos. Su temporada adquirió una nueva dimensión en el Bernabéu. Asestando un golpe demoledor sobre su eterno rival, para dejar al borde del precipicio el proyecto multimillonario de Florentino Pérez. Un modelo de juego puede a un conjunto de estrellas.

El Real Madrid ha fallado en los momentos decisivos de la temporada. Tras Alcorcón, en la Copa del Rey, y Lyon, en la Liga de Campeones, volvió a sucumbir frente al Barcelona. Con Kaká en la grada. Un año de lucha en Liga la tiró por tierra en un encuentro que acabó impotente ante la superioridad de su gran rival.

El partido del año dejaba duelos individuales atractivos en cada demarcación. Por encima de todos el de los mejores jugadores del mundo. Leo Messi contra Cristiano Ronaldo. La magia del argentino contra la ansiedad del portugués. La paciencia por encontrar su momento y encontrar el premio, ante la búsqueda desesperada de méritos para arrebatar protagonismo.

La presión mató al fútbol de inicio. Nació el partido con cambio en el liderato. El empate inicial devolvía al Barcelona al trono liguero. Incómodo sobre el césped, su cara se desfiguró por momentos. Hasta el punto de ver a Xavi Hernández mandar un pase a la grada. O a Piqué lanzar balonazos arriba ante la falta de construcción. El Real Madrid conseguía el objetivo de incomodar a su rival, pero mostró sus carencias cuando debía generar fútbol.

Emuló Pep Guardiola a Johan Cruyff. Inventó algo nuevo en el Santiago Bernabéu. Tras pasar al centro a Messi en el histórico 2-6 de la pasada campaña, en esta ocasión la sorpresa llegó con Dani Alves. El brasileño abandonó el lateral para jugar como tercer atacante, de extremo derecho. Recordando a Roberto Carlos, cuando a un jugador de largo recorrido le quitan la capacidad de sorpresa. Siempre con el aliento de Arbeloa en su nuca.

La suplencia de Andrés Iniesta restaba 'jugones' en el centro del campo azulgrana. Xavi, escoltado por Busquets y Keita, esperaba su momento. La mejor forma de evitar el sufrimiento para el Real Madrid era tener el balón, pero cuando lo tenía estaba incómodo. Sin ideas. Pendientes de la pelea contra el mundo de Cristiano. Acelerado. Sin medir sus ganas de demostrar que es el mejor.

Convertido el duelo de grandes jugadores en una lucha sin tregua. Sin brillo y mucha pelea. Los errores en la salida de balón marcaban el paso de los minutos. El Barcelona se iba deshaciendo de la presión. Adelantando metros sin encontrar profundidad. Los centros de Alves añoraban los centímetros de Ibrahimovic. Iker Casillas y Víctor Valdés eran espectadores de lujo.

Aparecía la polémica que siempre acompaña a un clásico con los penaltis que pidieron Messi y Cristiano. Con la petición de Xavi de la expulsión de Xabi Alonso, que pudo ver la segunda amarilla por una mano en la barrera en el lanzamiento de una falta. Mejuto enfadó a Xavi y Messi. Rápido se tomaron venganza.

Un intento de Alves, a balón parado, a las nubes (min.16). Otro de Xabi Alonso desviado (min.22) era el único balance ofensivo de los dos equipos. Las defensas se imponían a los ataques. Las malas lecturas del ataque blanco marcaban el partido. El contragolpe comenzaba a ser su mejor arma. El riesgo era grande. El balón ya era del Barcelona.

Una acción de brillantez derribó el muro de la igualdad. El físico que se imponía en el duelo acabó cuando conectó Messi con Xavi, dibujaron una pared de primera con balón picado a la espalda de la defensa madridista, que mató con el pecho Messi, para batir a Casillas tras dar un segundo de pausa clave en la definición.

El golpe tambaleó al Real Madrid. Comenzaron las dudas en la grada. Y se trasladaron al campo. Higuaín intentó devolver la confianza, tras adueñarse del balón con picardía -al meter el codo en el salto a Piqué-, pero remató a las nubes con la zurda.

Guardiola es un gran técnico y sabe rectificar. El experimento Alves no funcionaba. Debía regresar al lateral, mandar a Puyol al izquierdo. El Barcelona es el equipo que mejor maneja una ventaja en el marcador. Se adueña del balón. Toca para desesperar al rival mientras intenta matar el partido. Todo lo contrario planteaba la velocidad con la que jugaba el Real Madrid.

Fue la única forma de comenzar a probar a Valdés. Serio toda la noche. Mostrando nuevamente en una gran cita su candidatura a la selección. Sacó disparos de Marcelo y Cristiano, antes de que Xavi inventase de nuevo. Dibujó un pase a la espalda de Arbeloa, que se alió con la velocidad de Pedro. Un toque. Cruzado. Inalcanzable para Casillas. Todo estaba sentenciado.

Sólo quedaba el orgullo blanco. Gracias a él disimuló su impotencia. Topándose siempre con Valdés. Gago probaba de lejos. Higuaín chutaba cruzado. La entrada de Guti en escena, en su último clásico, dejó un pase mágico. Dejó solo a Van der Vaart ante Valdés. El mano a mano fue del arquero.

La mediocridad marcó la lucha final del Real Madrid. Cristiano agotaba sus últimos intentos sin suerte ante Valdés y Casillas salvaba una derrota más humillante sacando dos acciones claras de Messi.

Había tiempo para venganzas personales. Se la tomó Milito. Descartado por el estado de su rodilla hace años, llegó de azulgrana, se marchó lesionado regodeándose en exceso con aplausos a sus aficionados. «Sois una banda», se mofaban los seguidores azulgrana.

Moría el duelo con un gol anulado a Raúl por mano de Benzema. Más cerca el capitán, como Guti, de su último clásico. En una derrota que cierra un ciclo. Permite rozar el título al Barcelona, que se distancia tres puntos, y desata un terremoto en la casa blanca.