La Final de la NBA alcanza su clímax mañana, jueves, con un séptimo y definitivo duelo entre Los Angeles Lakers y Boston Celtics, las mayores dinastías del baloncesto estadounidense, en busca de un nuevo anillo de campeón.
«Esto es lo que la NBA quiere. Lo que los aficionados quieren. Lo que el mundo quiere. Yo lo que quiero es estar en el parqué quitándome la camiseta, gritando y celebrando el campeonato», dijo hoy el pívot Glen Davis, que podría ser titular debido a la lesión en los ligamentos de su compañero Kendrick Perkins.
Pau Gasol, por su parte, explicó que la baja de Perkins es importante, aunque sabe que los Celtics «van a ir a tope juegue quien juegue». El español podría sumar mañana su segundo campeonato de la NBA.
«Vivo el presente y eso para mí es lo fundamental», comentó el ala-pívot. «He jugado ya otras finales, pero para mí este partido es ahora mismo el más importante de mi carrera. Lo asumo con todas las fuerzas y ganas posibles», agregó.
Phil Jackson, técnico de los angelinos, se refirió a la posible motivación extra de Kobe Bryant por alcanzar a Magic Johnson en número de títulos conseguidos. «No es lo primero en su mente», apuntó. «Se trata de su personalidad. Se trata de ganar y él quiere ganar», añadió.
La gran estrella californiana, parco como es habitual en sus respuestas, comentó que saldrá a jugar con todas sus fuerzas para ganar el título.
«Juego duro todo el tiempo, así que no necesito hacer nada distinto en el séptimo partido», afirmó.
Jackson podría conseguir mañana su undécimo anillo de campeón de la NBA. De ellos logró seis con los Chicago Bulls de Michael Jordan, y cuatro con los Lakers.
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Las entradas están agotadas desde la semana pasada aunque en la reventa aún hay quien hace su agosto. «Los tickets más baratos, en la parte de arriba, salen a unos 600 dólares. Los más caros, a pie de pista, pueden costar hasta 4.000 dólares», comentó a Efe Roberto, uno de los reventas que rondan las proximidades del Staples Center.
Ambos equipos se han visto las caras en la gran Final en once ocasiones previas, con nueve victorias para los de Massachusetts.
El partido del jueves será la decimoséptima ocasión en la que la serie final se alargue hasta un séptimo encuentro, y sólo la segunda vez desde 1994.
Entonces los Houston Rockets se impusieron a los New York Knicks por 90-84, mientras que los San Antonio Spurs batieron a Detroit Pistons por 81-74 en 2005.
En esos 17 duelos, el equipo de casa posee un récord de 13-3 a su favor. Sin embargo, las cuatro veces anteriores en las que Los Angeles y Boston han jugado un séptimo partido de una Final de la NBA, la victoria ha ido a parar a los Celtics. Ocurrió en 1962, 1966, 1969 y 1984.
Los 67 puntos anotados por el equipo de Doc Rivers en el sexto encuentro fueron la anotación más baja de la franquicia en la historia de las Finales. La peor marca la tienen los Utah Jazz, con 54 puntos en 1998, frente a los Chicago Bulls.
«El séptimo partido es entero de los jugadores», manifestó Rivers en rueda de prensa.
«Se trata de poner en práctica todas las cosas en las que has trabajado durante el año. Chuck Daly siempre decía que es un partido que se decide por los aciertos y los errores. Así que cuando fallen, nos tendremos que asegurar de que no tienen otra oportunidad», declaró, en alusión a la superioridad en los rebotes de los Lakers en el sexto partido.
De hecho, el equipo que ha dominado esa faceta ha terminado por imponerse en cada partido de la Final
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