Wozniacki, que hace que Dinamarca alcance por primera vez este privilegio, se deshizo sin contemplaciones de su rival, que la había derrotado en Wimbledon, por un claro 6-3, 6-2 para meterse así en los cuartos de final de la cita asiática, aunque el premio fue mayor.
La jugadora de 20 años se ha aprovechado además de la ausencia desde el pasado mes de julio de la menor de las hermanas Williams, que tras ganar Wimbledon no ha vuelto a disputar un torneo, cediendo un reinado que había dominado tras arrebatárselo a la rusa Dinara Safina en noviembre del año pasado.
La danesa se convierte en la vigésima jugadora en ser número desde que se instaurase el ranking de la WTA en 1975 y, como lo hiciesen anteriormente la serbia Jelena Jankovic y la mencionada Safina, llega sin haber conquistado aún un 'grande'. Además, es la séptima más joven de la historia en ostentar este puesto.
«Estoy muy orgullosa de convertirme en número uno del mundo. Esto ha sido siempre un sueño para mí y por ello hoy es un gran día», apuntó Wozniacki, ganadora en 2010 de cuatro torneos.
Por su parte, Stacey Allaster, presidenta y directora ejecutiva de la WTA, alabó a la joven danesa, de la que destacó sus «increíbles condiciones atléticas, disciplina y dedicación para entrenar», como cualidades que la han llevado al número uno. «Se une a un grupo de extraordinarias tenistas que han llegado a la cúspide en el deporte», sentenció.
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