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Joan Laporta, ex presidente del Barcelona, protagonizó ayer una extensa conferencia de prensa cargada de reproches contra la actual directiva barcelonista, que le llevará ante los tribunales después de que la asamblea de compromisarios decidiera exigirle responsabilidades por pérdidas contables. Laporta no se mordió la lengua, como tampoco lo hizo el jueves pasado, día 14, ante los medios de comunicación, y ha tildado al actual presidente del Barcelona, Sandro Rosell, de «envidioso, resentido y celoso».

En el Colegio de Periodistas de Cataluña, Laporta avanzó que impugnará la asamblea de compromisarios al detectar un «defecto de forma» en la votación que sirvió para que la junta le lleve a los tribunales, y también ha señalado que emprenderá acciones legales contra la empresa auditora KPMG porque considera que su exposición durante la reunión de socios fue inaceptable.

Documentación

«Sólo queremos que nos den la documentación referente a la exposición tendenciosa y demagógica que hizo el representante de KPMG, que entiendo que también es susceptible de solicitarle responsabilidades. Esta maniobra moral e indecente que han sido estas explicaciones sesgadas y sectarias de la due diligence se ha intentado hacer en perjuicio de todos nosotros», señaló Laporta.

El ex presidente del Barcelona se defiende así de las acusaciones de la actual junta, en relación a las pérdidas del ejercicio anterior (77 millones de euros) y al total de sus siete años como presidente (48), motivo por el cual la asamblea decidió emprender acciones legales.

«La junta directiva no ha tenido el coraje de explicar las cosas e interpuso a una persona (de la auditora KPMG), quien actuó de forma mediatizada», se quejó Laporta. En la votación del sábado 16, Sandro Rosell, después de un extenso parlamento en el que argumentó motivos para votar a favor o en contra, votó en blanco cuando se debatió sobre la posibilidad de exigir responsabilidades a la anterior junta directiva, hecho que ha indignado a Laporta.

«Un buen amigo me recordaba el pasaje bíblico (de Pilatos) cuando se produjo una limpieza de manos histórica. El personaje afectado decía que no quería cargar bajo su conciencia con sangre inocente», rememoró Laporta para cargar contra Rosell.

«No le tengo ningún tipo de rencor por esta actuación. Creo que es muy triste estar bajo los efectos de la envidia y los celos. El hecho de votar en blanco no disimula la malicia de algunos (Rosell), no nos dejemos engañar por estos individuos», apuntó.

Para el ya ex presidente, que se apoyó en una sentencia del Supremo en un caso que considera idéntico al de la pasada asamblea, la votación que se llevó a cabo para impulsar una demanda social de responsabilidad pecó «de un defecto de forma», pues el club se refirió a un mayoría simple dando por buenos los 468 votos a favor (por 439 en contra y 113 en blanco), y Laporta cree que la mayoría debía ser de la concurrencia, es decir, de todos las socios compromisarios en la sala (1.093).

Injusticia

Ante el panorama que se divisa en el ámbito social barcelonista, Laporta señaló que se siente «triste y dolido», y apuntó a la injusticia que supone que haya de cargar con esta demanda. «No nos merecemos esto, con todo lo que hemos hecho», ha señaló.

«Mi ilusión y máximo deseo después de haber dedicado unos cuantos años a mi vida al Barça y de los resultados que obtuvimos era hacer de socio, volver a mi asiento, ir al fútbol con mis hijos y disfrutar de este club. No me dejan. Y no sólo no me dejan, sino que he de ver unos intentos de escarnio, de deshonrar al prestigio que tenemos», ha dicho.

«No tenemos nada que esconder. Todo tiene su explicación y justificación. Nos ratificamos en todos los aspectos de la gestión del club», concluyó.