Monfils, aupado por el apoyo del público, se mostró más certero en los desempates y se adjudicó la primera victoria de su carrera frente al helvético, después de cinco derrotas.
Ambos jugadores mostraron un gran nivel de saque durante todo el encuentro - 18 servicios directos para el suizo y 15 para el francés- lo que llevó a que las dos primeras mangas se decidieran en el desempate, sin que hubiera ni una sola rotura de servicio.
La primera muerte súbita cayó del lado de Monfils, mientras que Federer se impuso claramente en la segunda.
El cansancio empezó a hacer mella en los jugadores y los primeros servicios ya no entraban de manera tan fácil. Federer quebró el saque de Monfils en el segundo juego, pero el galo respondió en el sexto, aunque el suizo no había dicho la última palabra.
Con 6-5 a favor de Federer en la tercera manga, y a servicio de Monfils, el parisino salvó cinco pelotas de partido para forzar el definitivo desempate.
Incomprensiblemente el número 2 del mundo no mató el partido, y dejó vivo a un Monfils que en casa se crece.
La tensión en el pabellón de Bercy dio alas al parisino, que se adjudicó el desempate, el set y el partido ante el deleite de los aficionados.
El francés jugará su segunda final consecutiva en Bercy, después de la que perdió el año pasado ante el serbio Novak Djokovic.
Su rival será el sueco Robin Soderling, que se deshizo en la otra semifinal del galo Michael Llodra por 6-7(0), 7-5 y 7-6(6).
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