El delantero argentino del FC Barcelona, Leo Messi (d), controla el balón junto a Pepe, Sami Khedira y Sergio Ramos (d-i), del Real Madrid,. | Efe

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La final de la Copa del Rey, el partido del año en España que acoge el estadio de Mestalla en Valencia, ofrece al mundo el deseado clásico, en su segundo capítulo, en un título que desea el Barcelona para seguir creciendo como el «Rey de Copas» y el Real Madrid para poner punto y final a su sequía de éxitos. (21.30 h.)

En el mismo escenario donde los dos grandes del fútbol español cruzaron sus caminos por última vez en una final de Copa del Rey (Mestalla el 5 de abril de 1990, 2-0 para el Barcelona), vuelven a citarse dos equipos que acceden a la gran cita con estilos diferentes pero un mismo objetivo, ser campeón. Será la sexta final entre ambos, con un historial mayor para el conjunto azulgrana que busca su título 26, mientras que los blancos el 18. Reciente el éxito con Pep Guardiola a la cabeza en la conquista hace dos ediciones. Larga la ausencia del Real Madrid de un torneo que no vence desde 1993, con dos capítulos sonrojantes en dos finales, especialmente en el 'Centenariazo' en el Santiago Bernabéu ante el Deportivo de la Coruña.

Actuará de local el Barcelona que afronta el clásico en la final de Copa con la duda en el eje defensivo, donde hasta minutos antes del partido no se desvelará si Carles Puyol será titular o no, después de haber participado el sábado y haber acabado con una contractura.

Es el único interrogante notorio que ahora mismo tiene Pep Guardiola, ya que en función de la alineación de Puyol, dos jugadores, o más, podrían quedar afectados en el planteamiento del técnico. Es el caso del argentino Javier Mascherano, sancionado en el primer clásico, pero disponible para la final, que podría ocupar la posición de central junto a Piqué, o bien entrar en la medular junto a Xavi e Iniesta, hecho que retrasaría a Sergio Busquets al eje de la defensa. Por su parte el Madrid puede comparecer sobre el césped de Mestalla con un trivote inamovible en el centro del campo para reducir espacios. Y en esta ocasión Mourinho hasta medita renunciar a la presencia de un nueve nato y situar a Cristiano Ronaldo como referencia ofensiva, dando entrada a Mesut Ozil a sus espaldas. En definitiva, un sinfín de dudas en ambos equipos, aunque esto forma parte también del espectáculo.