Serio, concentrado y muy metido en el partido desde el primer minuto, Ferrer ha arrancado con un 3-0 que le ha permitido gestionar el primer set con cierta comodidad.
A Almagro, que quizá ha salido a la pista condicionado por el hecho de que nunca había ganado al alicantino en sus seis enfrentamientos precedentes, le ha costado entrar en juego.
Ha desperdiciado una bola de 'break' con el 4-1 en contra, y aunque ha roto el servicio de Ferrer dos juegos después, ha vuelto a perder el suyo cuando sacaba para empatar a cuatro la primera manga.
«Mételas, pero no toques más líneas», le decía Almagro a Ferrer, después de que éste acabara de conectar varias bolas ajustadas a las que su adversario no ha podido llegar.
Con el 2-2 del segundo set, Ferrer ha vuelto a romper el saque de su rival. Un par de dejadas a las que Almagro no ha podido llegar han tenido la culpa.
Ahí ha vuelto el Almagro incómodo, temperamental y excesivamente gesticulante de un época que parecía olvidada y en la que el 'top-ten' parecía lejano.
La raqueta del murciano ha acabado contra la arcilla mientras que, al otro lado de la red, Ferrer seguía centrado en lo suyo como si los aspavientos del rival no fueran con él.
Pocos minutos después cerraba con su saque su pase a su tercera final del Godó -perdió en 2008 y 2009 contra Rafa Nadal- y la séptima victoria sobro Nico en otros tantos partidos.
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