El Tour 2011 comienza el próximo sábado en el Paso del Gois con poca contrarreloj y mucha montaña, en una edición que tendrá sus claves en los Pirineos y en los Alpes, con doble paso por el Galibier, incluido un final en su cima, y el Alpe D'Huez.
Este Tour, de 3.430 kilómetros de recorrido, es un diseño para escaladores, una cita para el español Alberto Contador, que será el rival a batir en su intento por conquistar por cuarta vez la «grande boucle».
El camino de Contador, dueño del Tour en 2007, 2009 y 2010, empezará en un lugar privilegiado, excepcional, como es el Paso del Gois, que une la isla atlántica de Noirmoutier con el continente, donde con permiso de la marea -sólo es practicable en la bajamar- el pelotón se pondrá en marcha en un escenario que ya vivió en la segunda etapa de 1999, marcada por las caídas.
Será la salida estelar del Tour 2011, que incluye 10 etapas llanas, 6 de montaña con cuatro finales en alto, 3 de medias montaña, 1 contrarreloj por equipos de 23 kilómetros y una individual la víspera del final de 42,5, que pondrá el maillot amarillo al vencedor en París el 24 de julio.
La particularidad más destacada será el estreno de la cima del Galibier como final de etapa. Será el regalo de la organización al legendario puerto, que cumple 100 años desde su primer ascenso, coronado en 1911 por el francés Emile Georget.
Esta vez el comienzo se aleja de la lucha contra el reloj. La primera etapa será en línea, entre el Paso del Gois y Les Herbiers, de 191 kilómetros, que le permitirá al ganador desenvolver el maillot de líder. Habrá aliciente al final con un ascenso de 2,2 kilómetros hasta meta.
Pero la segunda se disputará en la modalidad de contrarreloj por equipos, sobre 23 kilómetros. Será la semana clave para el disfrute de los esprínteres, que después apenas tendrán dos opciones más para medir sus fuerzas por velocidad.
Las trampas en los tramos finales se han convertido en garantía de espectáculo en las tres grandes por etapas. Mantener el interés de la prueba es un objetivo, de ahí la llegada al Muro de Bretaña en la cuarta etapa, con una subida de apenas 2.000 metros que asegura batalla.
Como aperitivo de la numerosa montaña del presente Tour, el Macizo Central ofrece dos jornadas interesantes, la octava, que termina en un repecho de 1,5 kilómetros en Super Besse Sancy, y la novena de Saint Flour, un recorrido «rompepiernas» con desenlace similar al anterior.
Los «cazaetapas» explosivos tendrán muchas papeletas a favor.
Una jornada de descanso y dos etapas onduladas darán paso al primer examen serio del Tour, con los Pirineos como escenario de tres jornadas que elegirán al grupo selecto de favoritos. Para abrir boca esperan el Tourmalet y el final en la cima de Luz Ardiden.
Seguirá la jornada del Aubisque, con la cima a 40 kilómetros de meta, propicia para los ataques lejanos, y cerrará la trilogía Plateau de Beille, el último de los seis puertos del día, previo paso por el Portet d'Aspet, el Col de la Core y el Agnes.
Una etapa llana precederá al segundo día de reposo y la carrera se dirigirá a la hora de la verdad, en los Alpes. En aquellas montañas el Tour felicitará al Galibier por sus 100 años de historia y leyenda. El puerto más popular de la carrera, junto al Tourmalet, que el año pasado también conmemoró su centenario, será ascendido dos veces.
Después de la primera alpina (17a), que visita la localidad italiana de Pinerolo tras ascender, entre otros puertos, Montgenevre, Sestriere y Pramartino, el pelotón subirá el Galibier a través de 22 kilómetros por su cara menos agresiva, hasta su cumbre situada a 2.645 metros. Etapa por las alturas que incluye otros dos puertos de categoría especial, el Agnel (2.744 metros) y el Izoard (2.360).
El Galibier también se apunta a la fiesta del Alpe D'Huez, en la decimonovena etapa. Cita para los escaladores, el día más esperado. Para empezar el Telégrafo (1a), aperitivo de la segunda ascensión al Galibier, esta vez 16,7 kilómetros mirando al cielo al 6,8 por ciento. Si quedan fuerzas esperan los 14 kilómetros finales hacia la prestigiosa cima de Huez. Ese día, el líder tendrá París a tiro de piedra.
Si las diferencias no fueses definitivas, solo resta la cronometrada individual de Grenoble, sobre 42 kilómetros, idéntica a la de la pasada Dauphiné Liberé, en la que se impuso el alemán Tony Martin (HTC).
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