La final femenina de 1.500 siguió en Daegu un guión parecido al de la europea de Barcelona 2010, en la que Natalia también llego tercera. Aquella carrera se le pasó por la cabeza en pleno esfuerzo, cuando observó en el videomarcador que, en la recta de meta, se le echaban encima rivales que no habían gastado nada hasta entonces.
Maryam Jamal, la atleta bahrainí heredera de la medalla de oro que perdió la española en Berlín, puso a trabajar a su compatriota Mimi Belete pero no sacó provecho porque a la hora de la verdad no aguantó el cambio de Natalia Rodríguez al penetrar en el último giro y se descolgó hasta el último puesto.
Liebres
La española tenía tantas ganas de colgarse la medalla de oro que se precipitó en tomar la cabeza, haciendo involuntariamente de liebre para las reservonas a lo largo de los últimos 450 metros, de forma que en la recta se quedó sin cambio. Tuvo que asistir, impotente, al adelantamiento de la estadounidense Jennifer Simpson, ganadora con 4:05.40, y de la británica Hannah England, segunda con 4:05.68.
Pero Natalia logró, al menos, mantener a raya a la marroquí Btissam Lakhouad, que llegaba por detrás con aviesas intenciones, y terminar tercera con 4:05.87.
Jamal aspiraba a ser la primera que consigue un tercer título consecutivo en unos Mundiales, y terminó última.
Dos años y una semana después del «despojo» de Berlín, el 23 de agosto del 2009, Natalia Rodríguez ha conseguido la medalla por la que ha estado luchando durante toda su carrera. No la que ella quería, la de oro, pero medalla al fin y al cabo.
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