Ha pasado poco más de un año desde aquella mañana en Eton Dorney, pero en la retina de Sete Benavides sigue grabado a fuego el cuarto puesto en los Juegos de Londres. Y la mejor manera que el piragüista mallorquín ha tramado para pasar página y mirar con igual o más ambición hacia Río 2016 es coleccionar medallas. En el año postolímpico le ha faltado alguna para completar su brillante colección. En especial las de unos Europeos absoluto y Sub 23 en los que la fortuna le resultó esquiva. Eso sí, los Mundiales le han ayudado a colgarse dos bronces con aroma a revancha de aquel 11 de agosto de 2012. Una fecha histórica para el piragüismo balear -la cuarta plaza olímpica en C-1 200 metros-, pero que siempre tendrá en mente hasta saldar esa cuenta pendiente.
En Duisburgo -allí donde ganó la Copa del Mundo en 2012-, Sete Benavides demostró que no ha perdido un ápice de fuerza. Junto a su entrenador, Kiko Martín, diseñó una temporada en la que lo fundamental era adquirir experiencia en el arranque del ciclo olímpico, pero pisar el podio en el Campeonato del Mundo era un punto básico en el libro de ruta, sabiendo que las contadas ayudas (ADO, Govern, RFEP...) pasan en buena medida por sus resultados internacionales.
La medalla de bronce en C-1 200 metros y el codearse de nuevo con los mejores de la modalidad por tercer año consecutivo multiplica las expectativas del palista del Real Club Náutico del Port de Pollença, que ha encontrado en la UCAM y el Consistorio del Nord de Mallorca nuevos apoyos para seguir adelante.
Vacaciones
Benavides fue recibido ayer por familiares, amigos y compañeros de entrenamiento y trabajo en Son Sant Joan. Satisfecho por el trabajo bien hecho y con rostro cansado, Sete confesaba que este bronce «me sabe a oro» y es conciente del peso de este resultado «por el nivel de la final», en la que se repitió el podio del pasado Campeonato del Mundo.
El azerbayano Demyanenko y el ruso Shtyl, dos de los mejores especialistas en los 200 metros de los últimos tiempos, fueron los únicos en batir al balear, que luchó por la plata «sabiendo que podía estar delante, por los tiempos y el trabajo que hemos realizado las semanas previas, y por el podio en el Mundial Sub 23 de Canadá. Pero al final, me tuve que conformar con el bronce, que es un buen resultado viendo el nivel de los rivales», aseguraba.
Ahora, Benavides se tomará unas semanas de vacaciones tras una campaña que deja con el título nacional y los bronces mundialistas absoluto y Sub 23 en su haber, y «las buenas sensaciones que me deja este resultado», admitió Sete, junto a Saúl Craviotto la referencia española en los Mundiales de Duisburgo.
De cara a 2014, la puesta a punto ya pensando en los Juegos de Río, junto al Europeo y el Mundial serán sus principales focos de atención.
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