Lionel Messi lanzando una falta en el partido contra el Paris St Germain. | Christian Hartmann

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París Saint-Germain 1-3 Barcelona

París Saint-Germain: Sirigu; Van der Wiel, Marquinhos, Thiago Silva (David Luiz, m.21), Maxwell; Rabiot (Lucas, m.66), Cabaye, Matuidi; Lavezzi, Cavani, Pastore

Barcelona: Ter Stegen; Montoya (Adriano, m. 80), Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Rakitic (Mathieu, m.74), Busquets, Iniesta (Xavi, m.53); Messi, Suárez, Neymar

Goles: 0-1, m.18: Neymar; 0-2, m.67: Suárez; 0-3, m.79: Suárez; 1-3, m.82: Mathieu en propia meta.

Árbitro: Mark Clattenburg (ING), amonestó a Cabaye, Piqué y Messi

Incidencias: Encuentro de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el Parque de los Príncipes de París ante unos 45.000 espectadores, unos 2.000 de ellos procedentes del Barcelona.

El Barcelona dio un paso decisivo para regresar a las semifinales de la Liga de Campeones tras aniquilar al París Saint-Germain en el Parque de los Príncipes (1-3) en la ida de los cuartos de final, gracias a un tanto del brasileño Neymar y dos obras de arte del uruguayo Luis Suárez.

Los «otros» componentes del tridente del Barcelona fueron los encargados de sustituir a Messi como marcadores y llevar al luminoso la superioridad mostrada en el campo por los catalanes.

Si la semana próxima confirma en el Camp Nou, el Barça alcanzará su octavas semifinales en nueve años, tras haber quedado apeado el año pasado en cuartos, ante el Atlético de Madrid.

El Barcelona tomó el Parque de los Príncipes donde el PSG acumulaba 33 duelos europeos sin conocer la derrota, que el público parisiense no había conocido desde 2006.

Disminuido por las bajas de los sancionados Zlatan Ibrahimovic y Marco Verratti y del lesionado Thiago Motta, el PSG dijo prácticamente adiós a sus opciones de alcanzar, por segunda vez en su carrera, el penúltimo escalón de la Liga de Campeones

Fue una victoria de prestigio de un Barcelona que demostró que en Europa se crece y ofrece su mejor versión.

El Barcelona dominó ante un rival que le dejó la manija del partido, todo lo contrario de lo que habían propuesto la víspera, cuando un Blanc brabucón prometió mantener su estilo.

El Barça salió mandón, con ganas de controlar el tempo del duelo, con el balón pasando mucho entre Iniesta y Messi, muy abajo en el campo, en la zona de crear.

El partido cobró pronto el color «blaugrana» del equipo catalán, vestido de amarillo fluorescente y el Parque de los Príncipes se silenció.

Solo al contragolpe el PSG dejó su impronta. En el minuto 8, Pastore malogró un buen centro de Matuidi. Y pocas noticias más del equipo francés.

El Barça fue ganando metros e imponiendo su juego. El del «tiqui taca». Messi estrelló el balón en el palo en el 14, cuando colocó un centro de Suárez desde la medular a la derecha de Sirigu, ya batido. La madera repelió el balón, pero la jugada acabó por marcar la autoridad del Barcelona.

Pintaba tan mal el encuentro para el PSG que cuando Blanc puso a calentar a David Luiz, a los 17 minutos, no se sabía si era en busca de un revulsivo o, como se comprobó después, por los problemas físicos de Thiago Silva.

Al final fue lo segundo y el PSG tuvo que relevar a sus centrales brasileños cuando Silva se resintió del muslo izquierdo, lo que obligó a jugar a David Luiz, que milagrosamente ha resuelto en diez días una baja inicialmente prevista para un mes.

Un minuto llevaba en el campo el ex del Chelsea cuando un error del joven Rabiot dejó a Messi en buena situación para buscar el desmarque de Neymar que, solo ante Sirigu, no perdonó. El gol reivindicó al brasileño, que venía de la mala imagen que había dado tras ser cambiado el pasado sábado en Sevilla y que le convierte en la bestia negra del PSG esta temporada, cuando le ha marcado en los tres duelos.

Con el marcador a favor, el Barcelona se relajó y el PSG buscó con insistencia la banda izquierda, con Lavezzi y Maxwell, que presionaron el área de defensa de Montoya, sustituto del sancionado Dani Alves.

A partir de esa grieta, el equipo francés fue ganando terreno a medida que el Barça se diluía. Fue un espejismo, porque tras la ducha, el Barcelona volvió a detener el arreón parisiense. A ello contribuyó la salida de Xavi en el minuto 53 en sustitución de Iniesta, que se fue en camilla tras recibir un rodillazo en la espalda.

El gran capitán, el hombre que más partidos atesora en Europa, serenó el juego del Barça, algo atribulado hasta ese momento. Recuperó el control y el PSG volvió a dejarle la bola, para desesperación de la grada.

En una de las escasas estiradas de los franceses, que dejaron espacios, llegó en el minuto 67 la obra de arte de Suárez, un tanto pleno de fuerza, de fe, de velocidad y de ambición. Eliminó a todo defensa que le salió al paso, a David Luiz, a Marquinhos, a Maxwell, para quedarse solo ante Sirigu y batirle. Premio merecido para una gran jugada.

Tras una tibia reacción de Cavani, que obligó a lucirse a Ter Stegel, los franceses se entregaron. Bajaron los brazos y se pusieron a merced del Barcelona, que se vistió el traje de contragolpe, una versión en la que reapareció el mejor Suárez para morder a la defensa parisiense en otra jugada de calidad. Caño a David Luiz para encontrar espacio en la medular del área y colocar el balón en la escuadra, lejos del alcance del meta italiano.

Cuando el partido parecía terminado y la eliminatoria sentenciada, una carambola permitió a los franceses reducir la diferencia. Un disparo lejano de Van der Wiel lo intentó despejar Mathieu, que había sustituido a Rakitic, y despistó a Ter Stegel.