Los ciclistas del BMC Racing celebran en el podio su triunfo en la contrarreloj por equipos del Tour. | Reuters

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El BMC demostró su condición de campeón mundial contrarreloj al imponerse por un segundo al Sky en la etapa de 28 kilómetros disputada entre Vannes y Plumelec, en la que Chris Froome volvió a ganar la batalla a sus rivales directos, a los que alejó en la general.

Emoción hasta el último metro. BMC y Sky pugnaron por el triunfo de principio a fin, pero al final la escuadra estadounidense estalló en euforia por 6 centésimas sobre el tren británico, donde el líder Chris Froome salió airoso y volvió a ganar otra batalla a sus rivales directos.

Movistar, tercero, estuvo a la altura de los mejores, a 4 segundos del BMC. Posiblemente el cuadro telefónico se dejó la victoria por una grave descoordinación pasado el segundo repecho del recorrido, en la que tres corredores se despegaron, por lo que tuvieron que esperarles. Valverde y Quintana salvaron el día con nota. En la general están a 1.50 y 1.59, respectivamente.

El resto de favoritos no se irán con buena cara a Pau, donde descansarán antes de entrar en los Pirineos. Alberto Contador, un titán en la crono tirando en relevos largos, perdió 27 segundos con Froome. Otro bocado, pues aleja al madrileño en la general a 1.03 minutos.

Y de nuevo volvió a torcer el gesto el «Tiburón» Nibali, que cierra de manera aciaga el primer tercio del Tour. El viento, el Muro de Bretaña y la cronometrada colectiva sitúan al siciliano a 2.23 minutos, brecha preocupante.

Como estaba previsto, la crono fue un martirio para Joaquim «Purito» Rodríguez. «Ha salido fatal», dijo. Perdió 1.52, y se aleja a 3.52 en la lucha por el liderato.

La crono mantuvo en la segunda plaza del podio al estadounidense Tejay Van Garderen, a tan solo 12 segundos de Froome. El británico ya le reconoce como «el rival número uno». Es su Tour y todo el BMC trabajará para él. La tercera plaza es de su compañero belga Van Avermaet.

Se trataba del último examen antes del «otro Tour», el que empezará en los Pirineos, donde Froome empezará a defender su casaca amarilla ante los escaladores. El británico de origen keniano salió reforzado de una prueba que no era nada fácil, casi una cronoescalada, pero su equipo, que llegó con cinco justos a meta, le llevó a la mejor situación. Y no se llevó la victoria por los pelos.

El duelo BMC-Sky acabó con las ilusiones del Movistar, que durante unos minutos aguardó sentado en el «cuarto de los campeones». Los hombres de Unzue habían marcado en meta 32.19 minutos, con Valverde de locomotora, mirando atrás buscando al quinto hombre, el que puntúa por todos. Esos segundos.....tal vez también hubieran servido para ganar.

Movistar llegó con Quintana, Valverde, Castroviejo, Herrada y Anacona. Paradójicamente, sin sus grandes especialistas, Malori y Dowsett, que se rezagaron.

La Cota de Cadoudal, en los último 1,7 kilómetros al 6,2 por ciento, hizo mucho daño. Los más débiles perdían fuelle y debían ser esperados. Ningún equipo llegó con el tren de nueve hombres al completo.

Froome, que estrenó una equipación en la crono hecha a medida, llega con ventaja a Pirineos, con la condición ganada a pulso de favorito número uno. Con su renta la estrategia juega a favor. Serán los demás los que deban moverse y quemar las naves para derrocar al británico.

Cambio de escenario. Contador, que admite que no tiene «la chispa de otros» y Quintana alzarán la voz en la montaña, Valverde a la expectativa junto a su líder colombiano, y Nibali será el que más deba arriesgar, pues el tiempo perdido es considerable.

El pelotón se desplaza desde Lorient a Pau para disfrutar la primera jornada de descanso. Un reposo necesario para recuperar fuerzas y restañar algunas heridas de una primera semana infernal. El martes, a la batalla, a la que conduce al maillot amarillo.